Cuevas de Andía

As Covas da Andía.
Concejo: El Franco (Asturias)
 En sus laderas se abren grandes socavones originados por las labores mineras al arrastrar los materiales auríferos el agua canalizada desde las montañas. Estuvieron activas estas minas  durante los siglos I y II d.C.































ARNAO-TAPIA

SITPA
25 de noviembre de 2007
En la playa de Arnao (Figueras, Castropol Asturias) se toma la senda costera hacia el este, está bien señalizada y pronto se llega a un aeródromo de ultraligeros, de exiguas dimensiones, y del que sólo se aprecia el hangar y algunas rodadas en el prado contiguo.
Poco después llegamos a un área recreativa que, antes de ser tal, alojó un campo de prisioneros entre 1937 y 1943.

Penarronda. SITPA
Se bordeas las playas de Penarronda, 
Santa Gadea y Serantes. En Villamil se encuentran interesantes muestras de arquitectura rural (como Casa Pablo). 
Marina
Cuatro km después llegamos a Tapia.
Casa Marcos







































COLLADA PIEDRAFITA

Imagen obtenida del IGN
5-enero-93
Se deja el coche en Orlé, que está a unos tres km de Campo de Caso, en la carretera que va a Infiesto por la collada de Arnicio (AS-254).
Desde este pueblo se parte por el camino que bordea el río de Enmedio.
Los primeros 400 m son comunes al que va a Conforcos, después se toma el de la izquierda. Es camino carretero, ancho. Al principio, mientras discurre entre prados puede tener barro; cuando se acerca a la orilla del río está empedrado de cuarcitas y areniscas y así se mantiene hasta que se aleja
del río. De buena andadura y sin pérdida posible.
El río, de montaña, se descuelga en pequeñas cascadas.
Forma pocitos y remansos limpios de poca profundidad. A los lados hay monte bajo de erica y crestones de cuarcitas; en los puntos húmedos se forman tapices de musgos de variadísimos verdes. En estos sitios es fácil encontrar droseras.
Al comienzo vamos por la margen derecha. El primer puente que cruzamos se llama Vallubaxu, Vallumedio el segundo, y Vallualtu el tercero y último. Desde aquí seguimos el curso del río siempre por la margen izquierda; en la derecha hay prados con cabañas y algún fresno.
A partir de un recodo en el que el camino se hizo cortando la roca aparece hayedo a la derecha, por la izquierda sigue salpicada la ladera de prados con cabañas y por encima monte bajo. Cuando el camino abandona el río tenemos frente a nosotros una gran majada con espaciosas cabañas de piedra de tonos ocres. Tienen cubierta de teja. Son sólidas, grandes, de muy buena fábrica y en perfecto estado de conservación; algunas tienen un cuerpo central y otro a cada lado, parecen un crucero. Se nota que están en uso; alrededor de cada una hay varios fresnos, son ejemplares espléndidos,


bien podados para obtener buena copa, no cabe duda de que alguna utilidad han de tener para una vida de pastoreo de montaña. Los prados son grandes y están bien cercados por sebes o paredes, en algunos puntos por empalizadas.
Es el reflejo vivo de un enclave pastoril en el que la Naturaleza parece aportar todo lo necesario para ser feliz.
Al frente hay un crestón de caliza cotado por el agua que forma una pequeña pero profunda foz. El camino sigue hasta las cabañas que están ya al pie de la roca y nosotros seguimos por una pequeña horcadina que hay a la derecha de la foz. Ahora es monte bajo de helechos. Ya se adivina la collada.
En la misma campera unas cabañas con cubierta de losas utilizan de manera magistral las oquedades (algo parecido al uso que hicieron los artistas parietales al aprovechar los relieves de las cueva y abrigos). A nuestra derecha, el pico Taranes muestra sus dos caras: la fácil desde la collada Fito
Moniello; y la dura, cayendo hacia el N en un escarpe casi vertical de 400 m; también asoma el Campigüeños. Al pie del pico Taranes se extiende con sentido NO la alargada collada que alcanza su punto más bajo en Llués (1.098 m) y por la que discurre la pista que desde Taranes lleva al vacío pueblo de Vallemoro.
Peña Taranes

 El río Vallemoro nace a nuestros pies, recoge las aguas de esta semicircular cabecera y corta en dos puntos la alineación rocosa que se prolonga desde el Torno Pandemules al pico Taranes. Este nacimiento está decorado por un espeso bosque de hayas barbadas por líquenes de varias especies. El
tajo que sufrió la roca dejó entre ambas foces una miniatura (desde aquí) de collada con una cabaña que se conoce con el nombre de Collaín de la Trapa.
La foz de la derecha es la de Saolla y la de la izquierda la del Llagu, las dos forman una W,
y por ella aparece enmarcado el Macizo Occidental de los Picos de Europa; ¡difícil será buscarles un marco mejor!. Agudos, nevados,
helados e inhóspitos, conservan y muestran la huella apenas atenuada por el paso del tiempo de su atormentado pasado geológico. A nuestro alrededor, la mano del hombre todo lo suavizó con mimo aprovechando los frutos que de forma natural se le ofrecen: cabañas, camperas, pastos, maderas y leñas.
Con tino, sin arrasar; durante siglos supo que su supervivencia dependía del cuidado con el que se integrara en su ecosistema hasta ser un elemento
equilibrado en él.

Al NO, en el fondo del valle Vallemoro, se ve el pueblo de Cazo y sobre él la Mota Cetín, casi con forma de queso de Afuega’l Pito, también la sierra de El Cuera, la carretera que va de Sellaño a Villamayor, y el piramidal y pelado pico El Pierzo.
Al NO, a nuestra izquierda, el Torno Pandemules (1.551 m) impide ver la margen izquierda del río Vallemoro. Desde la collada en que nos encontramos vemos a la izquierda una afilada y aislada roca, es el peñón de Las Traviesas. Accedemos a la collada que lo separa del Torno de Pandemules llamada La Boquerina y damos vista a la foz de Moniacos, al pico Vízcares, y hasta la blanca peña Careses y el pico Fario, que están cercanos a Pola Siero; al O, en el último plano del horizonte se reconoce la silueta de Peña Ubiña y su macizo; al SO, en las montañas del puerto de San Isidro, destaca el pico Torres. La mirada se pierde hasta los humos de Avilés y Gijón.
Esta zona de los términos municipales de Caso-Ponga-Infiesto fue acotada por particulares para caza mayor y en algunos sitios hay espléndidas “cabañas” para refugio y solaz de los cazadores. Es muy rica en venados y rebecos.
Orlé está a 650 m y es un pueblo grande. El río que pasa a sus pies lleva el mismo nombre y se forma con las aguas del Capiella (viene de Conforcos), recibe por la derecha el del Monte (nace en Fresnedal) y el de Enmedio (es el que hemos seguido buena parte de nuestra excursión a Piedrafita);
por la izquierda un arroyo llamado Vallina Menor (nace en la falda N del pico Valdunes) y recoge por la derecha algún otro arroyo. Desemboca en el Nalón en la zona embalsada de Tanes.
En Asturias hay dos especies de fresno muy parecidas. De sus hojas y ramas tiernas se alimenta el ganado en tiempos de escasez. Algunos pueblos del N de África usan sus frutos en infusión como afrodisíaco. Se creía que el roble y el fresno atraían con cierta facilidad el rayo y por esto intervenía en muchas ceremonias para provocar la lluvia. También se dice que repele las culebras.
Se puede hacer descansadamente la subida en 3 h.

VALLE DEL FONTANÓN (SOMIEDO)

 

15 de abril de 1995
Santa María del Puerto

De Sta. Mª del Puerto (Somiedo) se sale por el mismo camino que para El Cornón y a los pocos centenares de m, ante  un espeso piornal, el camino se bifurca. Siguiendo por la derecha, al salir del piornal y dar vista al valle del río Somiedo, se presenta una panorámica idílica de la braña La Peral, con algunos teitos y una rotunda división de los prados por paredes de piedra y anchos caminos para permitir el paso del ganado, como cordeles.
En los canchales que dejamos a la izquierda es frecuente ver rebecos, también en la cara O de Peña Canseco y en la SO del Fontarente.
A la entrada del valle del Fontanón -nacimiento del río Somiedo- hay algunos montones de piedras que antaño fueron cabañas; pues bien, por la derecha de las ruinas sale un camino que empalma en la collada La Festietcha con el que viene de La Peral.
A la misma entrada del valle, situándose en la falda E del Fontarente, junto al único árbol del lugar, se aprecian con toda nitidez las “cucharadas” que los pequeños glaciares fueron arrancando de Peña Canseco, y los conos que formaron los materiales arrastrados al pie de la montaña.
Peña Canseco y meandro

Se continúa bordeando el recién nacido río y al remontar unas peñas,
mirando hacia atrás, con su minúsculo y sinuoso curso parece una postal viva. Poco más arriba se entra en una nueva llanera que alcanza la cara N de El Cornón. Esta panorámica, con la pared de la montaña de frente, es muy hermosa. Conociendo las otras caras de El Cornón se comprende la talla piramidal que el hielo le dio y quedó como un horn (pico piramidal que se origina cuando varios
Valle de Fontanón, al fondo El Cornón
circos se desarrollan a partir de un mismo macizo). De la cascada que se desploma por esta cara nace el río Somiedo, que también se lo toma con calma dando numerosas vueltas en esta pradería antes de
emprender un descenso más rápido.
Meandriza el río Fontanón
Hacia el N se recorta -suave y tentador- el Mocoso.
Los prados que rodean el poblado de verano prenden nuestra atención.
Las casas de Sta. Mª del Puerto se están rehabilitando dentro del caos: bloques de hormigón, tejados de uralita, barandillas y marcaciones de aluminio, plásticos, y todo lo que lacera los ojos del paseante. Del campanario de la iglesia pende una cadena que ya gastó la piedra de la construcción
y borró una inscripción en la que se lee algo de la segunda mitad del s. XVIII.
Se puede tañer desde el exterior, no en balde tenía como función importante orientar al caminante cuando la  meteorología era adversa, convocatoria de vecinos, llamada a fuego u otras catástrofes, además de convocar a los actos de culto.

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