15 de abril de 1995
Santa María del Puerto |
De Sta. Mª del Puerto (Somiedo) se sale por el mismo camino que para El Cornón y a los pocos centenares de m, ante un espeso piornal, el camino se bifurca. Siguiendo por la derecha, al salir del piornal y dar vista al valle del río Somiedo, se presenta una panorámica idílica de la braña La Peral, con algunos teitos y una rotunda división de los prados por paredes de piedra y anchos caminos para permitir el paso del ganado, como cordeles.
En los canchales que dejamos a la izquierda es frecuente ver rebecos, también en la cara O de Peña Canseco y en la SO del Fontarente.
A la entrada del valle del Fontanón -nacimiento del río Somiedo- hay algunos montones de piedras que antaño fueron cabañas; pues bien, por la derecha de las ruinas sale un camino que empalma en la collada La Festietcha con el que viene de La Peral.
A la misma entrada del valle, situándose en la falda E del Fontarente, junto al único árbol del lugar, se aprecian con toda nitidez las “cucharadas” que los pequeños glaciares fueron arrancando de Peña Canseco, y los conos que formaron los materiales arrastrados al pie de la montaña.
Peña Canseco y meandro |
Se continúa bordeando el recién nacido río y al remontar unas peñas,
mirando hacia atrás, con su minúsculo y sinuoso curso parece una postal viva. Poco más arriba se entra en una nueva llanera que alcanza la cara N de El Cornón. Esta panorámica, con la pared de la montaña de frente, es muy hermosa. Conociendo las otras caras de El Cornón se comprende la talla piramidal que el hielo le dio y quedó como un horn (pico piramidal que se origina cuando varios
Valle de Fontanón, al fondo El Cornón |
emprender un descenso más rápido.
Meandriza el río Fontanón |
Los prados que rodean el poblado de verano prenden nuestra atención.
Las casas de Sta. Mª del Puerto se están rehabilitando dentro del caos: bloques de hormigón, tejados de uralita, barandillas y marcaciones de aluminio, plásticos, y todo lo que lacera los ojos del paseante. Del campanario de la iglesia pende una cadena que ya gastó la piedra de la construcción
y borró una inscripción en la que se lee algo de la segunda mitad del s. XVIII.
Se puede tañer desde el exterior, no en balde tenía como función importante orientar al caminante cuando la meteorología era adversa, convocatoria de vecinos, llamada a fuego u otras catástrofes, además de convocar a los actos de culto.
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