Pico Tiatordos


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del año 1993

También se parte de Pendones (700 m) siguiendo la ancha pista que bordea el río. Desde el pueblo se ve perfectamente la mole caliza de la cumbre a conquistar. Aparece detrás de unas foces (las rocas que las enmarcan dan la impresión de galletas redondas clavadas en natillas, inclinadas, algo separadas, quedando entre ellas los desfiladeros).


Tiatordos por Cachi
Encontramos a la izquierda dos anchos caminos, el nuestro es el tercero y está inmediatamente después de pasar un puente con firme de hormigón y barandillas de madera. Al principio dejamos a la izquierda un arroyo profundamente encajado entre prados; después, a medida que ganamos altura, nos alejamos del río. A la izquierda hay otro ancho, hemos de seguir por la derecha. Al poco trecho hay una pequeña cabaña con un minúsculo redil en el que suele haber cabras. A los lados hay monte bajo con algún árbol aislado.


Cambiamos de ladera y nos asomamos a la vertiente del otro reguero.
El Tiatordos aparece al fondo, a la izquierda, detrás de las tres “galletas”; y a la derecha, el Maciédome. Llaneamos un poco, dejamos unas cabañas a la derecha y pronto en una foz, la del Palombar.

Foz de Palombar
Abandonamos el camino y entramos en el estrecho desfiladero. Discurre algo de agua bajo el firme pedregoso del sendero. Tiene pared de caliza a ambos lados, algunas hayas aisladas; es muy pendiente pero sin otra dificultad. Casi al final hay una fuente con un hermoso canal de desagüe de una sola piedra. A la salida de la foz nos espera la majada del Plágano.
Está constituida por unas pocas cabañas, ruinosas la mayoría, con techo de grandes losas. Alrededor hay helechos, algunas hayas, y piornal un poco más arriba.
Ahora llegamos a un punto en el que a la derecha hay un piornal, de frente sigue un camino, y a la izquierda otro, hacia una pequeña collada.
Ambos llevan a la majada del Tiatordos. Si optamos por la izquierda hay que girar a la derecha desde la collada y, después de atravesar el piornal, se llega a la majada. Se instala en una pradería de la misma base del pico. Son unas cuantas cabañas afirmadas contra la roca y tienen techo de losas. Las edificaciones ni son especialmente interesantes ni están bien conservadas, pero el emplazamiento consiente una panorámica espectacular. Al SE el hayedo de Pandellanza y en la misma línea, un poco más lejos, el Maciédome; al E se abre el valle de Ventaniella y están Ten y Pileñes; al O se ve el sector central de la cordillera Cantábrica. La cumbre del Campigüeños (o Becerrera de San Pedro), al NE, deja ver un complicado origen geológico.


Desde aquí se emprende el tramo final de la ascensión. Hay varias sendas marcadas por el ganado doméstico y los animales salvajes, y muchos “jitos”. El camino no tiene dificultades, aunque es muy empinado y ofrece visión flotante no hay malos pasos. En algunas guías aparece recomendado avanzar por la collada que conduce a Entiegüé y subir por su ladera O, pero tras hacer una exploración -aunque somera- no vimos mejor acceso que el ya citado.













Cumbreando
Desde la corona tenemos a vuelo de pájaro el valle del río Ponga bajo un escarpe vertical de 500 m, tras él los Picos de Europa, también El Pierzo, y la mar.

Escarpe sobre Tanda
Aparece esta cumbre citada en una encuesta que hizo el diario “La Nueva España” entre algunos montañeros asturianos como una de las diez montañas más bellas de Asturias. Tiene la suficiente dificultad para dar emoción a su ascenso, sólo presenta riesgos para los temerarios, permite cubrir una vasta zona de nuestra región y está rodeada de espesos bosques de hayas.

Estamos, desde el punto de vista tectónico, en la Región de Mantos, que comprende la cuenca de Valdeburón, parte de Riaño, Mampodre y Ricabiello. Se caracteriza el relieve de esta zona por los mantos (o unidades alóctonas) que se despegaron del sustrato y empujados de E a O desplazaron hasta 30 km (a modo de sándwiches que se curvan y montan unos sobre otros); aparecieron algunos pliegues y se verticalizaron estratos, por lo que en el paisaje se repiten formas topográficas similares y la misma sucesión de
materiales a base de cuarcita, caliza de montaña y pizarras carboníferas. También se produjeron fracturas de desarrollo horizontal una de las cuales (falla de Ventaniella) desplazó horizontalmente unos 4 km los materiales situados a ambos lados (el lugar que hoy ocupa el Tiatordos estaría probablemente a la altura de Ten y Pileñes) que por un extremo llega a Avilés -donde se prolonga en un cañón submarino- y por el otro casi a Valencia. Por entonces se desplegaron en el planeta los anfibios y los reptiles; aparecieron los insectos modernos; las gimnospermas; y se desarrollaron más ampliamente las coníferas.

Descenso
En tiempos mucho más recientes -empezó hace unos 50.000 años y terminó hace 10.000- se produjo un gran enfriamiento del clima y el Tiatordos abrigó un circo glaciar que se abría al NE y alimentaba al río Taranes, más abajo de Tanda. Los pueblos de Tarna y Pendones fueron bombardeados por el ejército de Franco. Se encontraban las baterías en la vega de Riosol (puerto de Tarna) y pese a la intensidad del cañoneo no hubo víctimas mortales; después, fueron incendiados. La reconstrucción se llevó a cabo por prisioneros de guerra, también Campo de Caso y Orlé fueron bombardeados
por la aviación.
Este relato está recogido de Juanín en el bar de su propiedad (Pendones) en enero de 1993.

Ruinas de Tarna (balquemau.blogspot.com)
La breve exposición de algunos hitos en la historia del paraje sirve para relativizar el papel de los humanos en el conjunto del planeta. Hemos pasado de las fuerzas telúricas formando la piel de la región a lo largo de millones de años al irrelevante papel de los humanos y sus luchas cainitas. Triste devenir.

En este mismo blog también puedes ver la excursión a Brañagallones y el Cantu´l Oso, en el Parque Natural de Redes.
Brañagallones y Cantu´l Oso

AUTOR DE TEXTO Y FOTOS (Excepto la vieja foto en blanco y negro) MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

La dureza del aprendizaje callejero


La investigación con caracoles

http://www.elmundo.es/ciencia/2015/11/02/56375d99268e3ed76e8b4648.html

POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ


Aprender requiere calma, mucha calma. El tabaco perjudica gravemente su salud y el estrés perjudica a la memoria. Un solo susto produce alteraciones pero varios llegan a impedir la formación de recuerdos. Así lo afirman investigadores de las universidades de Exeter y Calgary.

Para mí, lego soy en casi todo, lo difícil es estresar a alguien de manera controlada, siendo capaces de asegurar que el susto es uno y no más, o que los sustos son varios y no uno primero del que el sujeto no se hubiera recuperado.
Thorndike, que vivió entre los siglos XIX y XX, ya había dicho algo parecido: todos queremos mantener los estados de satisfacción y rechazamos los de insatisfacción. Parece una tendencia de lo más natural, pero es necesario que alguien, de rango universitario, lo explique con lenguaje de difícil comprensión, jerga para iniciados, para que tome carta de descubrimiento científico.
No se anduvieron con bromas y los investigados fueron sumergidos en agua poco oxigenada, a continuación se les permitía respirar del aire. La memoria se analizó mediante el control de la actividad neuronal en el cerebro y también con otros métodos mas rudimentarios.
No me fío del corrector de Google y, releyendo lo escrito, me doy cuenta de que he omitido una información decisiva: el experimento se hizo con caracoles de estanque.
Cabe suponer iguales resultados si se sometieran a prueba los caracoles ovetenses.
Oestophora buvinieri
 
Pomatias elegans
     
Cepaea nemoralis
Cornu aspersum
A los caracoles se les estresó antes del entrenamiento: fueron expuestos  a  bajos niveles de calcio y a la compañía de otros caracoles. En la reacción individual se observó que redujeron su capacidad de formar recuerdos a largo plazo, pero fueron capaces de aprender y formar la memoria a corto y medio plazo que dura desde unos pocos minutos hasta horas; al descargar sobre ellos ambos factores de estrés al mismo tiempo, vieron que se bloqueó la capacidad para formar todos los procesos de aprendizaje y memoria.
Los abajo firmantes me hacen llegar que se sienten normales, muestran agrado con el confort habitual y desagrado con cualquier situación nueva que estimen peligrosa.

Discus rotundatus
Elona quimperiana
Helicella ítala
Hygromia limbata
Mengoana jeschaui
Tres universidades (Universidad de California en San Diego, la Stanford, y Carlos III de Madrid)  buscan la respuesta a una pregunta: ¿cuánto dependen de las propiedades físicas de su baba para propulsarse? Parece esencial con el fin de aplicar el mecanismo a la construcción de robots biomiméticos: “que el robot se pueda propulsar sobre cualquier película fluida, sin tener que llevar su propia reserva de baba a cuestas".

Según Journal of the American Chemical Society “el caracol podría generar electricidad suficiente como para alimentar sensores que sirviesen para utilizar a este molusco en tareas de recopilación de datos sobre condiciones ambientales o sobre inteligencia militar que, posteriormente, fuesen enviados a un centro de control para su procesamiento”. El estudio fue efectuado por la Universidad de Clarkson.

Cuando los caracoles comen excrementos de pájaro pueden ingerir los huevitos casi invisibles de un gusano –trematodo, una clase de platelmintos- en el excremento de pájaro. Una vez dentro, en su desarrollo ¡toman el control de su cerebro! Buscaban los gasterópodos lugares apartados de sus depredadores y el gusano hace que se expongan, sirvan de comida a un pájaro y difundirse en sus heces. 
En otras latitudes pueden propagar fascioliasis, distomatosis,  esquistosomiasis en otras latitudes, y quizá varias más.¿Se es más feliz con más conocimientos? No estoy seguro.

Sabiduría

Me asusta saber los peligros que se pueden encerrar en un caracol pese a su aspecto tranquilo e inofensivo, y me llena de satisfacción que su compañía antes de la llegada de los humanos no hubiera despertado sospechas, el avance tan parsimonioso y siempre a pecho descubierto, hagan –casi- innecesarias tales investigaciones.

AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ



Pico El Fraile


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del 4 de diciembre de 1993

Esta salida está recomendada únicamente para excursionistas de buena resistencia física. Carece de toda dificultad técnica pero es de importancia la resistencia física dada la distancia a recorrer y las pequeñas contingencia a resolver.
Yendo de Caboalles de Arriba hacia el puerto de Cerredo, a menos de 2 km sale a la derecha una pista que conduce a una próxima mina de carbón.
Este es el camino que se ha de tomar para remontar el valle de La Fletina. Es una pista ancha que permite subir -cuidadosamente- con el coche 1,5 km más, hasta la desviación a la mina de carbón. Se continúa hasta encontrar a la izquierda unas cabañas con techo de lajas de pizarra. Aquí abandonamos el camino de la derecha, descendemos,  remontamos y entramos en un piornal que nos acompañará unos 7 km.

Caminando entre el piornal
Durante casi todo el recorrido llevamos el río a la izquierda. Continuamos por vereda ancha hasta llegar a un canalillo que riega los prados cercanos. Aquí se trata de encontrar el paso que discurre entre los piornos y que es muy importante no perder porque el esfuerzo suplementario que requiere caminar campo a través entre estos arbustos es considerable.

Se cruzan varias conducciones y manantiales que encharcan el terreno. Por la margen derecha del río va una pista que lleva a un chamizo, en cuya ladera crece un hermoso abedular. Por el otro lado de la sierra que hay a la izquierda va la carretera de Cerredo y Degaña. Si en algún momento nos desviamos de la senda principal y seguimos veredas del paso del ganado, no hay problema siempre que no nos alejemos del río. Llegamos a un gran rellano y pasamos al lado de un prado vallado, es el final del piornal; después hay una pequeña subida entre monte bajo y algunos ralos abedules.

Pico El Fraile
Alcanzamos otra planicie con una represa de piedras y tierra que sirve como abrevadero del ganado, y de nuevo entramos en un monte igual que el anterior. Hemos de pasar una última pradería, también llana, muy hocicada por los jabalíes y con una zona de profundas turberas. Vamos ahora entre ericas y carqueixas. Se llega a un canchal de grandes piedras más o menos poliédricas y desde allí se ve a la izquierda el extremo del lugar llamado Brañas del Narcea de Monasterio, en el mismo nacimiento del río Narcea. La pista que llega hasta Brañas del Narcea procedente de Monasterio de Hermo continúa, atravesando una importante masa de hayas, hasta llegar al puerto de Cerredo; también se puede partir de Brañas de Arriba.

Parte final de la subida 
Los ríos Fletina y Narcea están separados por el Collado Alto (1.495 m); resulta interesante el escaso desnivel que separa el nacimiento de ambos. La cumbre que está al S de la collada y es la más alta de las que encontramos a la izquierda es el pico Mariscal (1.817 m). Pasado el pedrero entramos entre grandes ericas (se emplea su madera para los afilados palos de calar el jamón; y su raíz para pipas, y las de esta especie indican elevada precipitación anual) que dificultan seriamente la marcha. Se ha de ir descendiendo poco a poco hasta encontrar arroyo Chauchina (terreno encharcado formando turberas). Nuevas praderías y ya se ven las dos colladas desde las que se puede atacar el pico: una al E y otra al N. La que queda al E está a 1.728 m y desde ella ya se puede tirar rectamente hacia la cumbre. La que está hacia el N (unos 1.600 m) da paso a la cabecera del río Molinos entre el Alto Roguero, los Altos de Monteiro y la falda N del Fraile; desde aquí, por la derecha, se llega directamente a la cumbre.

La panorámica conquistada es de 360o. El Cueto Arbas (2.007 m) y las más altas montañas de Somiedo (se reconoce El Cornón) al E; las del puerto del Trayecto y hasta el Miravalles al S; las de Cangas del Narcea al O. Se ven los pueblos de Brañas de Arriba y de Abajo al lado de la carretera del puerto de Leitariegos, más abajo Trascastro y otros núcleos a las orillas del río Naviego. En Brañas de Arriba todavía alcanza a distinguirse la reliquia de una construcción con techo de paja.
El nacimiento del valle del río Naviego está orlado por un espeso bosque de carvallos. Cuando alcanzamos la collada (N) nos detuvimos algunos minutos a compartir nuestro cansancio y estudiar el acceso a la cima.













Dos imágenes del pueblo de Naviego
Nos sobrevolaba un cierto desánimo. Antón se debatía en la duda y tan pronto animaba una iniciativa como la frenaba. Un ruido le desconectó de su grupo:
-“¡Anda, el oso! ” Una piel peluda marrón oscuro corría entre los piornos hacia el S. Esperó un poco para descubrir a sus compañeros el mítico gran cazador de Europa y confirmar su categoría de gran ojeador.
Pero...
-Oye, mira ¡un jabalí!
Vio el morro del puerco y detrás de él a los ocho rayones que le seguían.
Por poco le pone en ridículo su fe en ver un oso en Cangas del Narcea. El descubrimiento insufló nuevos ánimos y le felicitaron efusivamente.
Descubre alguno de nosotros que se cansa y se preocupa. Casi no conocía el cansancio y se sorprende de lo incómodo y desalentador que resulta.
Coronamos el pico y rápidamente emprendimos el regreso porque la noche y la lluvia amenazaban muy de cerca.
 
En la comarca de Laciana se habla dialecto denominado pachxuezu:
Quien nun diga cheite, dichxinu, chxume,
chxuna, nun ya di Chxaciana”.

Una letrilla se refiere a la principal actividad económica, la minería:
Minero le quiero madre
de las minas de León
que aunque el carbón sea negro
las pesetas blancas son.

Los habitantes de Leitariegos, Brañas de Arriba y Brañas de Abajo disfrutaron desde 1326 de una generosa carta otorgada por el rey Alfonso XI, esta carta los liberaba del pago de los servicios votados por las Cortes como de las alcabalas:
...son libres porque reparan el puerto y dan recaudo
a los peregrinos que pasan por él...

Las terrazas que encontramos probablemente proceden de materiales fluvioglaciares que rellenaron el fondo del valle dando estas plataformas.

La Península Ibérica pasó por cuatro períodos climáticos -Boreal, Atlántico, Subboreal y Subatlántico- a lo largo de los últimos 10.000 años. A estas conclusiones se llegó por el estudio del polen (las plantas producen una desorbitada cantidad de éstos granitos: una espiguilla de centeno hasta 50.000 por día). La duración de los granos de polen es extraordinaria. Su resistencia a la destrucción es de las mayores del reino vegetal. Se han encontrado palinomorfos de hace más de 250 millones de años. Por permanecer inalterables en el terreno, se incorporan a la sucesión estratigráfica y aportan información esencial para el conocimiento del clima, la flora y la fauna. Las turberas son un buen lugar para conseguir polen. En los bordes de las plataformas aterrazadas que hoy cruzamos hay turberas en formación de más 1,70 m de profundidad, según comprobé al enterrar mi palo de monte hasta la empuñadura.



AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Pico Vízcares


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del 19 de febrero de 1994

Aguas arriba de Riofabar se encuentra el área recreativa de La Pesanca1 y más adelante se dejan a la izquierda unas casas de piedra dentro de un prado vallado, y unos 800 m después se ven unas cabañas al otro lado del río, es la majada de Degoes. Poco más arriba se bifurca la corriente, la de la izquierda es el regato Degoes y el de la derecha el del Infierno. La pista sigue por la margen izquierda de este último brazo, y unos 30 m antes del primer puente que se encuentra, sale a la izquierda un camino que baja hacia el río, este es el que se ha de seguir. Exige cierta atención, porque puede pasar inadvertido.

Ortofoto: Principado de Asturias
La ribera está limpia, sin plásticos ni otros restos. El curso hace pequeñas cascadas que mueren en pozos de aguas verdosas, adornado por abundante vegetación de ribera.

Se cruza el río por un estrecho puente que cuenta con un cable de acero para agarrarse; después el camino es ancho. Llanea mientras va paralelo al río pero pronto se torna pino. Vamos remontando la cuesta y dejamos a la derecha una cabaña; poco después pasamos al lado de otra recientemente arreglada. Desde aquí se ve el valle por el que subimos y la majada de Degoes.

Río del Infierno
A partir de ahora ya entramos en el bosque. A la izquierda está la falda de El Vízcares, que tiene en la base vegetación arbórea y monte bajo a más alta cota. Desde este punto ya vemos varias pequeñas manadas de ciervos hembra.
El camino atenúa mucho su pendiente y después desciende hacia el río. Este tramo es muy umbrío y húmedo, así prosperan musgos, hepáticas y líquenes, que cubren piedras y troncos de árboles tiñéndolo todo de verde en una rica gama imposible de describir.
Se funde el cauce con el camino, pues el río conquista terreno según sus necesidades, y en momentos de crecida todo lo rescata. Desde ahora se avanza subiendo pero sin otro problema que el que plantea poner un pie delante del otro. Seguimos entre árboles, aunque de vez en cuando hay algunos claros. Estamos llegando a un punto en el que son dominantes los avellanos, no obstante se ven algunos ejemplares de haya, carvallo, acebo y espinera.
Al llegar a la majada de Cureño hemos de atravesar una formación vegetal mucho más espesa. Esta majada de Cureño tiene una fuente y un abrevadero. Ocupa una campa dentro del  extenso y denso acebal. Las cabañas, pocas, 4 ó 5, se diseminan colocándose al abrigo de alguna de las matas de carrasco. Están en uso, bien conservadas. Destaca una con el tejado de losas y rodeada de una débil empalizada, lo que le da un aire literario. Desde aquí se ve la collada del mismo nombre y el pico Maoño. Tanto en la falda de El Vízcares como en la del Maoño pacen grupos de ciervas. Se alcanza en poco tiempo y quedamos enmarcados por El Vízcares, el Maoño, y, entre ellos, una sucesión de picachos. Ante nosotros se abre un paisaje formidable:
La Llambría (o pico Taranes) cae perpendicular sobre el camino que va a  Vallemoro; detrás y a la derecha asoman las cumbres del Campigüeños; al E, El Pierzo y por último el Macizo Occidental de los Picos de Europa.

Desde la collada se ve el cantil en el que se asienta Vallemoro y algunos tejados de este pueblo. La Naturaleza retorcida se eleva huyendo de las estrecheces del valle. El bosque que continúa aguas vertientes ya al río de- Vallemoro, se llama de Traslafuente. El ascenso se emprende desde aquí por una senda hecha por el ganado doméstico y los animales de caza. Va sorteando la roca que aflora y poco a poco gana altura. La senda sigue en sentido N.NE. Vamos dejando a nuestra derecha los referidos picachos y llegamos a una diminuta campera rodeada de tejos y espineras, este lugar se llama la Biesca los Teyos. A la izquierda y más alto se ve otro bosquete, es Biescallonga.
Se va conquistando altura y al llegar a los árboles topamos unos tejos, de gran tamaño. Detenerse ante cada uno de ellos constituye un refinado placer.
Seguimos caminando hacia la cresta para después ir cumbreando hacia la cima. Cuando la alcanzamos, quedan a la derecha las lomas de La Morena y a la izquierda el cerro Degoes, este último engaña induciendo a error pues parece que ya es El Vízcares, pero entre el Cerro Degoes (o el Cabezu, 1.367 m) y El Vízcares (1.419 m) hay una collada, aunque ya falta muy poco.
Se intensifica el frío y arrecia el vendaval. Procuraremos coronar, recoger la carta del buzón de cumbres y regresar rápidamente. La visibilidad es borrosa y de corto alcance. Se ven, muy difuminadas, las siluetas de Peña Mayor y el Trigueiro, El Aramo y Peña Ubiña, el Pico Entrambosllagos, Pandemules, el Maoño, Campigüeños, la Llambría, El Pierzo y Picos de Europa.

Pico Vízcares
Las foces que producen los arroyos que bajan de la sierra de Giblaniella son muy atractivas. Se ven grandes escamas de caliza, muy inclinadas, buzando de SO-NE, muy parecidas a las que flanquean el Tiatordos por su falda SO -no en balde estamos en la misma región de pliegues y mantos cortadas por el agua en sajaduras cortas, profundas y estrechas. A partir de Riofabar, la primera que se encuentra es la llamada de Los Maserones, la segunda de los Cubilones, y la última, que no se ve entera por estar tapada por la Xerra Pequeña, es la de Moniacos.

Infiesto-Sellón. Al fondo el Vízcares
El pequeño cordal que parte del Maoño de SE a NO muestra profundos tajos hechos por el agua, son las riegas conocidas como reguero Pingón la que sale del mismo pico, la segunda es la de Pando Cordiu, y a la última -primera al subir- la llaman Regueraoscura.

Según el Madoz, de Espinaredo salía un camino a la capital de concejo, otro a la feligresía del Sellón (ermita hoy desaparecida) y distintos de menor importancia a lugares próximos, todos en mal estado. Cita este mismo diccionario la presencia en sus montes de oso y cabra montesa; y varios molinos harineros, ya en aquella época, en decadencia.

Riofabar
Espinaredo
                          
Tanto Riofabar como Espinaredo tienen numerosos hórreos en muy buen estado. Se asientan sobre pegollos muy altos que se apoyan directamente en el suelo, aunque lo más frecuente en otros lugares de Asturias es que sean más cortos y se apoyen en un murete de piedra. El espacio bajo el hórreo es de gran importancia en la quintana: se guardan aperos, carros, leña seca (era el lugar para partirla), etc. Estos hórreos no tienen corredor con balaustrada y el alero es soportado por maderos; aquí se suelen colgar carros y rastras, que no son de uso diario y solamente se emplean en determinadas tareas  de siembra o recogida. Comimos y Pepe protagonizó, apoyado por Antón, una enérgica protesta porque las normas de esta casa prohíben a su personal servir agua potable de la red de abastecimiento. Sólo se les puede servir agua de marca comercial.

1.Poco antes de llegar, tras pasar el primer puente después de Riofabar, hay una interesante plantación de coníferas, resto de un antiguo vivero del ICONA.



AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ


Damas nocherniegas



La Esfinge de la calavera

POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Era media mañana del 26 de noviembre cuando la encontré en la calle, de lejos la reconocí, identifiqué y fue su ‘apellido’ lo que primero me asustó; más cerca vi en su dorso la marca de la muerte, la calavera, que llevaba bordada con hilo color oro viejo en su capa de ancho vuelo. Supongo que descansando de la ajetreada noche y creyéndose a salvo de mirones entrometidos. Quizá los viandantes la tomaran por un trasnochador de un baile de disfraces o un zombi que tan de moda se han puesto recientemente.
Calavera bordada en oro
Calavera bordada en oro (detalle de la Acherontia atropos)
Tuve mi primer encuentro en el cine, El silencio de los corderos y en Un perro andaluz; cuando leí La Esfinge de la calavera (E.A. Poe), en mi adolescencia, me impresionó más que el relato y, por si era poco, su aparición en Drácula: […] de noche grandes polillas con el dibujo de una calavera y huesos cruzados en la parte posterior […].
Hube de tumbarme en el suelo para conseguir la fotografía y pese a que su aspecto era mucho más llamativo que el mío, la gente se paraba para preguntarme si necesitaba ayuda, había caído, o padecía algún mal (nadie me dio limosna), ignorándola a ella. No  entiendo a mis congéneres.
Me han dicho que cada año parten de África grupos que llegan al norte de Europa y en años favorables a Islandia.
Está visto que algunos migrantes eligen unos u otros países según sus particulares intereses, no sabemos adivinar sus necesidades y, especialmente preocupante, es la facilidad con la que burlan las fronteras, aguas territoriales y los espacios aéreos que tanto marcan y remarcan las naciones. Las más poderosas potencias y las innumerables alianzas militares no controlan sus movimientos, ni se enteran. Algunas personas inermes pero bien organizadas son las que se interesan por estos “personajes”, viven entre pinzas, probetas, estadísticas, reactivos, intercambian notas e informaciones, lo que llaman científicos.
Resalto que en ningún momento se mostró agresiva ni siquiera estresada, sólo cuando la deposité en los jardines de la Facultad de Matemáticas, hizo temblar un poco sus alas como suele hacer para distraer a las aves insectívoras antes de huir volando.
Fue su encuentro lo más importante que me sucedió en el día de hoy.
El nombre que adiviné desde el primer momento es Acherontia  atropos y a continuación la hermosa imagen que me dejó.
Es de los ejemplares de mayor tamaño que se encuentran en Europa, desarrolla su actividad por las noches, es llamativamente golosa y serena, sólo cuando se siente amenazada emite un sonido ronco producido por el aire que aspira a través de una estrecha fisura situada en su aparato bucal.
En nuestro país tiene dos generaciones por año. En primavera la primera y la segunda en otoño.
La siguiente foto está obtenida durante su traslado a la zona de mayor seguridad, se aprecia el borde de mi gorra y las espículas del cedro bajo el que la deposité.

Acherontia atropos
Acherontia atropos
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Cascada de Guanga o Buanga


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Generalmente se forman porque el sustrato rocoso ofrece desigual resistencia al desgaste producido por el agua del río y los materiales que ésta arrastra. Se produce el desgaste muy lentamente cuando el lecho es rocoso pero cuando pasa a ser menos resistente a la erosión el caudal excava más rápidamente y arranca más materiales del lecho, el agua aumenta su velocidad y el desnivel va en aumento.
La cascada se multiplica en diversos saltos que se oyen aunque resultan inaccesibles para senderistas.
El acceso desde San Andrés-Trubia es pendiente pero corto (no hay atajo sin trabajo). Hay un lavadero público después de la última parada del autobús urbano y a unos 80 m sale un camino por la derecha que lleva a dos casas, de entre ellas sale el sendero pero está poco marcado en los inicios, más adelante se define muy bien. Con los imprescindibles zig-zag llega un castañedo al que alcanza el sonido del desplome del agua (es ruidosa aunque no caudalosa).

Es suelo cuarcítico, pedregoso, muy adecuado para los castaños que encontramos al paso. En el otoño es frecuente encontrar personas buscando los frutos que crecen en sus muy espinosas cápsulas subglobosas.

Molino de Buanga


Entre castaños, en el avance se encuentran las ruinas de un molino y muy pronto se conquista el pie mismo.

Cascada de Buanga

No pasa desapercibido el salvaje comportamiento que alguien tuvo con el infortunado castaño.

Las antiguas leyes germánicas para el que se atrevía a descortezar un árbol vivo: cortaban el ombligo del culpable y lo clavaban a la parte del árbol que había sido mondada obligándole después a dar vueltas al tronco de modo que quedasen sus intestinos enrollados al árbol. La intención del castigo está claramente indicada: reemplazar la corteza muerta por un substituto vivo tomado del culpable. Era vida por vida, la vida de un hombre por la de un árbol. (Frazer, La Rama Dorada).



Tanto por un lado como por el otro convergen los últimos metros y entre el castañedo del último tramo encontramos el anillo que para este ejemplar resultará mortal.

Más llano pero más largo es desde Perlavia, que ofrece hermosas vistas del valle del Trubia y unos metros de roquedo calizo con su peculiar flora. 

Camino a Buanga



AUTOR DE TEXTOS Y FOTO MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

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