PICO LAGO


 3 de agosto de 1996
Decidimos ir al Pico Lago, cabecera del pinar de Lillo y fantástico mirador del Macizo de Mampodre. Oviedo estaba nublado pero pasada Pola de Laviana se abrieron algunos claros de azul que presagiaban un cielo raso al otro lado del puerto. Y así fue.
Dejamos el coche en el puerto de Las Señales (1.625 m) y empezamos a andar. Sorprende un letrero de la Junta de Castilla-León que prohíbe el paso porque ¡estamos en el Parque Nacional de los Picos de Europa! 
Se sigue el camino que de aquí mismo parte al OSO. Se ha de tener cuidado porque son varias las sugerencias y uno sólo el adecuado. La que seguimos entra rápidamente en el pinar y va faldeando -unos 800 m- hasta una collada que se abre al E y da vista al Arroyo del Pinar, aquí gira a la izquierda y sigue al SE. No hay pérdida posible. Avanza casi llaneando. Está el pinar en el fondo y abedules en el piso más alto, a los lados hay algunos Quercus casi rastreros, ericas, zarzas, piornos; en suma, matorral. Se ve que esta pista acaba pronto (otros 800 m) y hay que subir sin senda, no hay trocha ni paso alguno marcado. Pasado el primer grupo de grandes peñascos que se encuentran a la izquierda, junto a un pino de gran tamaño, aislado, y cuando la pista inicia un suave descenso poco antes de terminar, se debe saltar a la izquierda y atacar.Llaman la atención las áreas musgosas por la limpieza de su color y la rica paleta de sus gamas.
En las turberas del pinar yace una ingente información sobre paleoclimas y palinología, porque en su interior se encuentran polen y esporas -que son casi imputrescibles- de las especies que por aquí se asentaronhttp://elvalledesabero.blogspot.com.es/2013/04/el-pinar-de-puebla-de-lillo.html

En esta pág. se encuentra interesante información del pinar de Lillo, del que estamos hablando.
Y en la antecitada pág. encuentro una fotografía casi idéntica a la que yo tomé en otra ocasión; también me llamó la atención al pasar a su vera. 






















Resulta algo engañoso porque el pico no se ve y parece que es el que resalta a la derecha, pero ... ¡no piquéis! Se ha de seguir recto, hacia arriba, que en menos de una hora se pisa la cima. 
A medida que se sube, al volver la vista atrás, el espectáculo es integral, pero en la cumbre caemos rendidos ante el embrujo de la panorámica: 360º indescriptibles. Resulta osado poner tanta grandeza en palabras porque somos prisioneros del lenguaje y no nos podemos escapar.


Mampodre
El Mampodre, con sus tres cimas -La Cruz, Mampodre y La Polinosa- parece accesible hasta las colladas.
El valle de Maraña y el de Riosol, de inequívoco retoque glaciar, son dignos de los paisajes de montaña más afamados. Empezando por el E y girando al N se ve el embalse de Boñar, asoma Peña Ubiña, el cordal de El Fontún, el Toneo, el Valverde y el Torres, La Rapaína, El Cascayón, el grandioso Tiatordos, el Maciédome (o Pandona); pero el éxtasis se alcanza con El Abedular, detrás, Ten y Pileñes; y al fondo el recorte de los Picos de Europa. ¡Fascinante!
Casi escapan a la cita: una lagunita que hay al pie del pico, la mina de cobre de Riosol, el pinar de Lillo en toda su extensión, el puerto de Tarna, El Abedular, y el paso a Ventaniella. Por si esto fuera poco alguien dispuso que un frente nuboso, blanco como la nieve y espeso como el chocolate sólo dejara despuntar las cimas más queridas. Largo rato fuimos arrebatados por este embrujo.
Dejamos nuestra tarjeta en el buzón y recogimos las dos que había: del Grupo de Montaña Moscón (de Grado), y la nota de unos radioaficionados de Nava.


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