Pico Hospital


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del 29 de enero de 1994

Fue una excursión muy deseada. Pasó de proyecto, creció y salió bien. Fue camino de Santiago en uso hasta la fundación de la Pola de Allande, después, se consumió al aire del nuevo asentamiento y de las otras vías de comunicación que éste generó.
Desde la capilla de La Mortera de Villarmilde se toma el camino, indicado por la concha de vieira, que sale por la cara N. Encontramos un mojón, dejamos el camino que sale a la derecha e inmediatamente vemos una casa a la misma mano. Será la última que encontraremos.
La senda es ancha, sube faldeando con desnivel muy llevadero dando vista a la gran línea de cumbres de los lejanos Picos de Europa y la cordillera Cantábrica que, nevada y esplendente, cierra la línea del horizonte por el E, S y O. Esta deliciosa imagen no sólo se mantiene sino que se alarga a medida que se va ganando altura y se cierra con 360º de visión en la cima.



Se salva una alambrada que corta el camino, se dejan unos pinos a la derecha y aquí, después de una cerrada curva a la izquierda, se abandonan los últimos prados del recorrido. La ruta no tiene pérdida. Cambia de ladera a medida que se asciende.
Cuando se faldea por la cara N se ve, muy cerca, el pico Mulleiroso (1.254 m) y en su base asoma la aldea de Besapié, donde nace el río Bárcena.


Al fondo, el plomo del mar pinta un rasgo exótico en este paisaje tan poco litoral.
Se llega a una campera en la que hay algunos montones de piedras - restos de cabañas- y unos pocos pinos.


El camino sigue siendo muy cómodo.
Poco antes de llegar al reguero que está entre Porciles y Lavadoira se inicia una suave pendiente, después un camino a la derecha totalmente a contrapelo; aquí se gira a la derecha y se emprende la ascensión siguiendo unas veces trochas de ganado y otras monte a través. Si se bascula un poco a la derecha se llega a una pequeña campera en la que hay un bosquete de pinos, tras él emerge El Carondio, y al fondo el mar. Desde aquí, siguiendo la ‘cárcoba’ que delimita los términos municipales de Pola de Allande y Tineo, se conquista la cumbre, no es por su altitud una cota principal en Asturias pero sí por sus 3600 de panorámica.
-¡Formidable! No hay otra expresión más definitiva.



Desde el pico Miravalles hasta Torre Cerredo, 350 km de la Asturias interior y más de 100 de la marítima convierten esta cima en el ombligo del mundo. Los últimos metros están rodeados de un murete de piedra y en el centro hay una excavación a modo de pequeño cráter similar a la que se encuentra en El Panchón. Parecen restos de una fortificación de la última guerra civil. Esta cumbre y la de El Panchón cubren y dominan, totalmente, el puerto de El Palo.
Logramos reconocer bastantes cumbres: Peña Manteca, El Courío, el pico Torres, El Aramo, las dos Ubiñas, Peña Rueda, El Diente y El Putracón, El Cornín y El Cornón, Peña Canseco, Aguión, y hasta el desgarre de la Fana de Genestaza.
Hacia el O la aparente planicie de la línea del horizonte es el aspecto que presenta este relieve, casi apalachano, de cumbres de igual altitud. Se ve El Carondio y adivina el valle del Navia, Grandas de Salime y Los Oscos.
Hacemos un rápido descenso hacia los restos del antiguo hospital de Fonfaraón, de vastas propiedades otrora y del que hoy quedan un par de construcciones que


difícilmente se pueden llamar cabañas, y un muro que rodea la finca contigua. Más abajo unas lagunillas heladas desbocan alguna imaginación:
-¡Espuma de baño!
-¡Sal!
-¡Hielo!


Mis compañeros son espontáneos como niños.
Toda la sierra está pelada, dedicada al pasto para ganado vacuno y caballar. Es casi un milagro encontrar un árbol de más de 4 m de altura.
Deambulan por aquí los lobos a su aire y se comen  jatos y potros. Las Ordenanzas Municipales de 1774 determinan que durante la primavera salgan dos vecinos por parroquia a capturar crías de lobo. Gracias a la sabia naturaleza, llegaron hasta hoy los lobos y los allandeses.


En Las Morteras hay una casa-palacio en la que se albergaba la sede del coto de Las Morteras. Es de planta cuadrada y tiene una torre, probablemente, del s. XV.
No se puede dejar de citar que se encontró en Berducedo, en El Castello, una arracada de oro primorosamente repujada, de más de 6 gr, que se custodia en el Tabularium Artis Asturiensis.



AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

El petirrojo europeo


CURIOSIDAD VANA PERO CREMATÍSTICA


POR MANUEKL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

El petirrojo es un pajarillo que no despierta pasiones. La mansedumbre que muestra ante la proximidad de los hombres lo hacen simpático vecino en parques y jardines. Es frecuente verlo por los suelos en busca de insectos y otros invertebrados; y para que se difunda su canto se luce en las ramas altas de los arbolillos, especialmente en la época reproductora. En el invierno se separan las parejas y defienden individualmente el territorio. Sabemos que las poblaciones del norte de Europa, de la taiga y de los abedulares bálticos, migran al sur de Europa en el invierno, mientras los del sur son sedentarios.

Petirrojo-1

El petirrojo europeo gasta ‘malas pulgas’ ante el color rojo de otras avecillas. Le irritan las pecheras  anaranjadas, se crece, se viene arriba, y se vuelve intimidatorio y agresivo; de los ‘dichos’ pasa a los hechos y emprende el ataque, que no cesa hasta que uno de los actores huye dándose por perdedor. Una solución incruenta entre buenos entendedores.

El petirrojo se ha estudiado en beneficio de la humanidad por la agresividad que le despierta el color rojo, tanto de un congénere como una simulación. 
Los primeros estudios se hicieron hacia 1930 y desde entonces se ha profundizado en las correlaciones entre memoria, percepción… y otros parámetros. ¿Resultados? las aplicaciones están dirigidas al uso de los colores para maximizar los beneficios: el amarillo claro para la creatividad, el azul para la concentración…toda la gama cromática tiene su conversión en liquidez.

Petirrojo-2

Las hembras cantan solamente en invierno y en febrero empiezan a buscar pareja.  Durante la época de celo, el macho alimenta a la hembra, ésta construye el nido. Su aporte al planeta son dos nidadas entre abril y julio, mientras la hembra incuba la segunda el padre alimenta a la primera. Los polluelos, cuando aprenden a volar, todavía no tienen pechera de color, por lo que pueden circular impunemente por el territorio de sus padres.

La brújula magnética del petirrojo europeo utiliza magnetorrecepción, basada en la visión, en el cual la capacidad de detectar el campo magnético de la tierra para la orientación en vuelo está influida por la luz que entra en el ojo. Todavía no se entiende el mecanismo físico de su sentido magnético pero se considera que podría incluir entrelazamiento cuántico de espines de electrones.

Petirrojo-3

Los humanos, muy humanos, en sus usos sociales:

En la isla inglesa de Man, hasta el siglo XVIII se observaba la costumbre el día de Nochebuena y mejor aún en la mañana de Navidad. El 24 de diciembre, hacia el atardecer, todos los sirvientes vacaban; no se iban a dormir, sino que callejeaban hasta que las campanas de todas las iglesias tocaban a medianoche. Cuando terminaban los rezos, marchaban a la caza del reyezuelo y en cuanto encontraban uno de esos pájaros, le mataban y ataban en el extremo de una vara larga con las alas extendidas. Así le llevaban en procesión por las casas cantando las siguientes coplas:
(La Rama dorada, J.G. Frazer).

Nunca le fue bien a un animal silvestre la proximidad de los hombres y a los menos afortunados les tocó ser domesticados.
Era un pájaro sagrado para Thor (dios del trueno) y la mitología nórdica lo consideraba un pájaro de tormenta. Una leyenda británica explica el color distintivo de su pecho porque cuando Jesús estaba muriendo en la cruz, el petirrojo, entonces simplemente de color marrón, se puso a su lado y cantó en su oído para consolarlo en su dolor. La sangre de sus heridas manchó el pecho del petirrojo, y desde entonces todos los petirrojos tienen la marca de la sangre de Cristo. Otra leyenda dice que su pechuga se quemó al buscar agua para las almas del purgatorio. La asociación con la Navidad se asocia con los carteros británicos, que durante la época victoriana vestían uniformes rojos y fueron apodados "Robin" ("petirrojo").

Petirrojo-4

“Psicólogos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, creen que los ganaderos podrán obtener algunos litros extras de leche tocando música clásica o melodías suaves en las vaquerías”. Un grupo de mil vacas Holanda fueron expuestas a música rápida, media y lenta por 12 horas al día -de 5 am a 5 pm- durante nueve semanas. Encontraron que la producción de leche aumentó en un promedio del 3% (0,73 l) por animal, cuando las vacas eran expuestas a música suave, lo que no se dio con la música media y rápida. La Sinfonía Pastoral de Beethoven y la canción Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel fueron grandes éxitos en productividad lechera.
Ya se está colocando música para pollos y gallinas. La curiosidad impulsa los ‘avances’ pero todos son de alcances imprevisibles y todos susceptibles de guiar un misil.

Paulov es el culpable.
-Beep, beep, beep.
-Dime.
-Me contó mi abuelo que su abuelo era un hombre libre.
-Beep, beep, patrañas. Te cambiaré el chip.

Gran interés existía por conocer cómo rebasa el Himalaya el ganso (Anser indicus), cómo se orientan las anguilas, los salmones y las mariposas; pero todos esos conocimientos serán puestos al servicio de intereses productivos, muy lejos de Bután -donde está prohibido, por ejemplo, usar bolsas de plástico o enjaular animales- que mide la Felicidad Interior Bruta de los habitantes.
Todo lo que sabemos de la Naturaleza será empleado -antes o después- en destruirla pero … ánimo, queda mucho universo sin destruir.

AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Bisbitas, lavanderas y picaflores


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
No vivimos en catedrales, museos, palacios o polideportivos, pero sí entre millones de especímenes de diversas especies –cada vez menos individuos y menos especies- y la mengua creciente de estos seres vivos nos afectará más, mucho más, que la desaparición de las catedrales o de los museos.
Están confiadamente cercanos y dejados, ignorantes de que nuestras armas de destrucción masiva los exterminarán en cuanto nos molesten lo más mínimo. Viven, y viven como todos los vivos, con todas sus funciones características. Nuestros parámetros no alcanzan a entender otras formas de vida y siempre se habla del ‘último descubrimiento’ en comportamientos, estímulos, reacciones, etología, o córtex; simplezas y elucubraciones humanas.
Emociones (con las consustanciales reacciones psicofisiológicas) se pueden alcanzar en cualquier senda peatonal ante el espontáneo comportamiento y milagroso atuendo de nuestros compañeros, siempre más gratos y sorprendentes que los de cualquier gran superficie y sin eliminarlos de la faz de la tierra. No son más importantes los budas gigantes,  las pirámides, o las torres Petronas, sólo tienen más masa que estos otros compañeros de viaje que están en cualquiera punto de los espacios paseables. Hay que verlos, oírlos, no tocarlos, olerlos ni paladearlos.
Algunos de ellos, los migrantes, convierten a los hombres en nanoviajeros.

El bisbita común es de pequeño tamaño. Tiene el plumaje veteado, de color terroso-verdoso en la parte superior del cuerpo y con un tinte amarillento-verdoso en el pecho; en los individuos más jóvenes resalta el listado y se atenúa en los de más edad. Es abundante en invierno y pasa desapercibido fácilmente entre lavanderas. Es un pájaro caminero, patea el campo en busca de semillas o pequeños invertebrados. Al intentar fotografiarlo no pasa desapercibida su movilidad porque se detiene en pocas ocasiones, pero no resulta esquivo y se consiguen fotografías sin dificultad.

Bisbita

Bisbita común
Bisbitas
Bisbita ribereño alpino
Vive en terrenos abiertos, de vegetación pratense. Anthus pratensis es su nombre científico—antes bisbita común—  abunda en los meses fríos del año. Su reproducción en España se cita desde 1972, no es frecuente, y no hace muchos años que se ha constatado con cierta regularidad en la Cordillera Cantábrica.
Esta criatura salvada por Noé es de difícil determinación por las características parduscas del plumaje y sus tintes verdosos y amarillentos que la dan un camuflaje perfecto.
No se conocen problemas de conservación de la especie, pero les afecta todo lo relacionado con los plaguicidas –de cualquier tipo- y los cambios de usos del suelo.
Al menos cuatro especies del género Anthus se pueden observar en Asturias y podría parecer fácil distinguir unas de otras pero…no se ven simultáneamente para poder comparar.

Lavandera blanca

La lavandera blanca  (Motacilla alba)  es la más común en España, especialmente en invierno, cuando se reúne en dormideros, en muchos casos urbanos y a veces enormes.
En el campo es frecuente verla alrededor de las vacas en los pastos y hasta sobre sus lomos, por ello en Asturias se conocen como pastoras,

Motacilla
Motacilla cinerea

Motacilla sp.

Lavandera boyera (Motacilla flava). Este minúsculo animalito o alguna de sus subespecies inverna en el oeste de  África (Senegal, Malí y Gambia, y hasta en el norte de Nigeria). Entran sobre todo por los Pirineos occidentales y bordeando la costa descienden por Portugal, según los anillamientos.
Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) es de silueta muy estilizada y con tonos grises y amarillos.

Estas especies, como otras que son frecuentes en la estación fría o estival, según su procedencia, realizan viajes de miles de km, sin GPS, con predadores hambrientos; salen puntualmente de sus lugares de origen y llegan con precisión a los destinos, se ha observado que la meteorología no influye salvo cuando produce interferencias en sus sistemas de navegación. Suelen partir y llegar en la misma fecha año tras año.
Poco tiempo tienen las crías para aprender todo lo necesario para vivir -les viene de serie- porque han de adaptarse rápidamente de las tierras frías a las templadas –o viceversa- en pocas semanas, vivir en sociedad, a distinguir a ‘los buenos’ de los malos’, lo que es comestible de lo que no lo es; sus alimentos no tiene visible la fecha de caducidad, de envasado, “nada de made in …”.
Los humanos venimos mal ‘equipados, necesitamos que nos eduquen durante muchos años para vivir angustiosamente y llegar a la muerte sin –ni siquiera- ver la perfección.
Pero consolémonos: estas avecillas no tienen ordenadores, ni teléfonos –fijos ni móviles- y no llegaron a la luna.

Camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula) es difícil que pase desapercibido por el brillante colorido de su plumaje.

Camachuelo

Macho de Camachuelo común
Macho de Camachuelo común

Viven en bosques de especies caducifolias, coníferas, zonas con arbustos y árboles dispersos, huertos, plantaciones de frutales, y no le gusta el campo abierto; elije los  sotobosques y riberas arboladas. Los frutales le atraen especialmente y llena su gordo pico tiernas yemas (precisamente por ello no es del gusto de fruticultores) y nacientes flores. Pocas veces solitario y los grupos familiares de jóvenes rondan su lugar de nacimiento.
La nota de llamada es un silbido corto en tono bajo y lastimero; a pesar de su aparente intensidad, esta llamada se escucha hasta 100 m y los pájaros no pierden el contacto entre sí en ningún momento. Si uno observa que el otro no acude a su llamada cuando él se aleja hacia otro lugar, insiste en ella y regresa, acercándose gradualmente al lugar donde el otro debería estar. Este fenómeno propio de los fringílidos, pero nunca tan acusado como en éste.
Algunos estiman que puede cortar los brotes de un árbol frutal a razón de 30 o más por minuto.
Es muy diferente  en él su comportamiento durante el celo de los demás fringílidos:
a) La conducta sexual se mantiene durante todo el año.
b) Las relaciones se desarrollan lejos de cualquier mirada del observador.
c) Una pareja adulta que sobreviva al invierno volverá a criar junta.
d) No hay vuelos de declaración de celo.

Hembra de Camachuelo común

No es pajarillo migrante y no pasa al sur de la cordillera Cantábrica salvo en el extremo gallego por el que llega a Portugal.
AUTOR DE TEXTO MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

AUTORES DE FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ Y JOSÉ RAMÓN FDEZ.-TRESGUERRES

Sierras de Begega y Courío, siguiendo las huellas de las explotaciones auríferas romanas


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Las minas de oro de Asturias fueron explotadas por los romanos1 y no parece que hubiera posteriormente trabajos importantes hasta finales del s. XIX, cuando una compañía irlandesa inició la explotación de los yacimientos de Naraval y Santiago Cerredo en Tineo. Lo que sí se mantuvo casi hasta hoy fue la actividad de los “oureiros”, buscadores de oro que en el verano bateaban las arenas de las orillas de los ríos2.
A principio de 1995 se volvió a hablar insistentemente del gran yacimiento de oro que hay en la ladera O de la sierra de Begega, en el término municipal de Belmonte, y que pronto se pondrá en marcha. Tiene la concesión la empresa minera Río Narcea Gold Mines3. Esta compañía espera obtener unos 4.500 kg/año, lo que supone unos 8.000 millones de pts. El potencial del yacimiento se estima en 5 millones de onzas (1 onza = 31,15 gr) y se calcula un movimiento de tierras de 4,5 millones de tm. La puesta en marcha de la explotación está subvencionada por el gobierno español con 1/2 millón de $ y se dice que estaría dispuesto a financiar hasta el 30 % del coste de la puesta en marcha. Este yacimiento muestra gran parecido con la explotación de Carlintred (Nevada, USA). El yacimiento asturiano generará unos 300 empleos directos.
Esta excursión parte de Boinás y termina en Selviella. Yendo hacia Boinás procedente de Tuña vamos dejando el río Cauxa a la izquierda, después se cruza y poco antes de llegar a Boinás -unos 500 m- un reguero corre por un bosquecillo de castaños, justo en el punto que corta la carretera, se ve por arriba el gran tajo que el arroyo le hizo a la ladera. El agua fue usada como fuente de energía hidráulica para producir grandes argayos (fanas, desplomes) y para lavar los materiales térreos que el agua arrancaba en busca de oro nativo.
Boinás es una aldea pequeña, pero aun así cuenta con dos bares. Cobraron nueva vida con los sondeos en busca de oro que se están haciendo y esperan convertirse en importantes establecimientos del ramo. Aquí se bifurca la carretera, por la derecha se sale a Alvariza (a 1,5 km aguas debajo de Belmonte) pasando por las Estacas (este tramo es muy estrecho y peligroso).
Por la izquierda, faldeamos la sierra de Begega por la cara NO y después de la collada del Courío, aguas vertientes al río Pigüeña, salimos a Selviella.
Boinás desde Peña Manteca

Pasado Boinás, como a 1 km, después de una curva a la izquierda determinada por un reguero, hay un sitio estupendo para contemplar el gran movimiento de tierras que los romanos realizaron aprovechando la altura a la que captaban el agua. Más adelante hay otra curva muy cerrada -ésta a la derecha- y después de darla se ven unos prados casi llanos a la misma mano.
Parece que son el fondo de un pequeño embalse, hoy desecado, en el que se retenía el agua para derrumbarla en la cabecera del arroyo de Boinás. Aquí, siguiendo un camino casi llano que sale a la izquierda, se encuentran escorias de fundición, probablemente contemporáneas de la primera explotación.
Estudiando el mapa topográfico 1:50.000 da la impresión de que la carretera discurre buena parte del recorrido siguiendo el trazado de un canal cuya agua trabajaría en las cabeceras de todos los arroyos que se encuentran a la izquierda (aguas vertientes al río Cauxa o directamente al Narcea, al actual embalse de Soto de la Barca).
El siguiente pueblo, Valle, queda 1 km más arriba. Se llega por un ramal que sale a la izquierda. Tiene un aspecto ruinoso. Lo más interesante es un túnel -bocamina- probablemente perteneciente a la red que se hacía en las fucaronas para anegarlos de agua, romper así el equilibrio y producir los desplomes.
Galería en Valle

En el siguiente cruce se deja a la izquierda el que conduce a Begega y muy pronto se alcanza la cota de los 700 m, lo que se nota en la vegetación y en las construcciones. Pasados Santa Marina y El Pontigo -las casas están orientadas al S y tienen los tejados sembrados de grandes piedras para paliar los efectos de los vientos N y NO- se encuentra el desvío a Villaverde.
Aproximación a Villaverde

El reguero que discurre entre Villaverde y Antoñana (nombres de origen romano) fluye por un cauce artificial creado por el movimiento de tierras que se realizó que se aprecia muy bien en el abarrancamiento de la parte alta.




Al llegar a la collada que da paso al valle del Pigüeña, en la falda S del Courío, se encuentra la carretera -muy encajada- dejando unas hombreras a los lados de más de 8 m de altura, y por la izquierda -por la falda del Courío se aprecia una topografía resultado del mismo movimiento de tierras.




Esta excavación se une a la que pasa por Millara siguiendo el curso del río.
Millara

En la misma collada pudo haber una balsa (como en el puerto de El Palo);


donde la hubo seguro fue aquí cerca, en un prado que hay subiendo al Courío en el que se observa perfectamente -aún queda un encharcamiento- lo que fue un pequeño lago artificial y la presa (corrugi) que lo abastecía. Sorprende el roquedo granítico de este pequeño enclave. Desde aquí se puede coronar el Courío por la pista recién abierta (en 1994) con poco esfuerzo y en poco tiempo.
A lo largo del recorrido desde Boinás se presentan numerosas ocasiones de admirar el tajo del Narcea y la plataforma que al O soporta algunos pueblos de los concejos de Salas y Belmonte (varios de los cuales fueron brañas de invierno) y el gran vaso que contiene el embalse de Soto de la Barca.
Aun a esta distancia resultan espectaculares los pliegues de las pizarras del Narcea.
Sí se hizo la excursión entrando por Tuña. Se llega a comer a Selviella, o al Puente San Martín.
Courío, Courío
cuánto oro
en tu panza
tienes metío

Se decía por estas tierras.

SOMERA DESCRIPCIÓN DE ALGUNOS PROCEDIMIENTOS DESARROLLADOS POR LOS ROMANOS PARA EXTRAER ORO, LOS ARADOS

Se llama así porque parecen las arrolladas que hacen las lluvias torrenciales, con surcos parecidos a los que hace un arado.
Se conducía el agua a través de un canal alimentador que seguía una suave pendiente -casi una curva de nivel- y a lo largo del recorrido se hacían desagües a intervalos regulares de 10 ó 15 m controlados por portillas que hacían de compuertas. Desde cada una se excavaba una roza (paralelas entre sí, que les da el aspecto arado) en el sentido de la máxima pendiente. Así se conseguía labrar la ladera. Los surcos marcados se reunían en un haz unos 200 ó 300 m más abajo. Se excavaba una parte de la ladera que quedaba con forma de gran cuchara hendida por las cárcavas y cuyo mango sería el canal de salida. Los trabajadores harían circular el barro separando las piedras.
En una explotación de tamaño medio, con esta tecnología se empleaban de 2.000 a 3.000 mineros.

RUINA MONTIUM

Era el de efectos más destructores. Se excavaban túneles en la falda de la montaña y también se abrían grandes pozos que comunicaban con estos túneles. Al inundarlos violentamente el agua corría por el interior arrancando materiales y produciendo grandes desprendimientos, así se conseguían gigantescos desplomes y se abría el gran cráter a media ladera.

CONCHAS DE EROSIÓN

Es el modo de ataque hidráulico más elemental y primitivo de todos los conocidos. Siempre se trata de lograr que el agua arranque y arrastre los materiales produciendo derrumbes. Se conduce desde cotas altas al objetivo que se pretende desplomar; a veces, tiene en la base una zanja u hornillo para preparar la pérdida de equilibrio y, en la cimera, algunos pasillos para facilitar la penetración en la masa pétrea.
Las minas eran concesiones a particulares, pero las de oro las explotaba directamente el Imperio. Los aprovechamientos estaban a cargo del procurator metallorum y eran trabajadas por esclavos condenados ad metalla.
Los canales que conducen el agua se llamaban corrugi; arrugia las conducciones; agoga el canal de decantación. Las agogas estaban tapizadas de tojos que hacían de filtros o coladores, que, una vez secados se quemaban y extendían la ceniza sobre la hierba. Las pepitas grandes de oro se llamaban paluga o palacurna, y al oro que afloraba a la superficie talutatium o alutatium.

1. Se calcula que nuestra región aportaba a Roma unos 2.300 kg/año de oro en concepto de tributo. En la zona de Salas-Belmonte se encontraron huellas de la actividad extractiva en Godán, Ablaneda, Carlés, La Brueva del Courío, Millara, Antoñana, Villaverde, Pontigo, Begega, El Valle, La Rozada y Boinás. Se reconocen más de 17 áreas de laboreo.
2. Recogían las arenas en una tela, vertían mercurio para amalgamar el oro y después lo evaporaban en una cuchara obteniendo así el botón de oro. Esta elemental técnica aún es empleada en muchos lugares del mundo por los buscadores que trabajan por su cuenta, como los garimpeiros.
3. Las áreas de Salas y Belmonte fueron estudiadas modernamente por las compañías Boliden, Charter España y Durandel S.A. Esta última se constituyó por las Sociedades Charter España (90 %) y Minas de Villabona-Hullas de Coto Cortés (10 %).

En este mismo blog puedes  ver la excursión al Urro, en la Sierra de Begega El Urro

AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

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