POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
Excursión del 29 de enero de 1994
Fue una excursión muy deseada. Pasó de proyecto, creció y salió bien. Fue camino de Santiago en uso hasta la fundación de la Pola de Allande, después, se consumió al aire del nuevo asentamiento y de las otras vías de comunicación que éste generó.
Desde la capilla de La Mortera de Villarmilde se toma el camino, indicado por la concha de vieira, que sale por la cara N. Encontramos un mojón, dejamos el camino que sale a la derecha e inmediatamente vemos una casa a la misma mano. Será la última que encontraremos.
La senda es ancha, sube faldeando con desnivel muy llevadero dando vista a la gran línea de cumbres de los lejanos Picos de Europa y la cordillera Cantábrica que, nevada y esplendente, cierra la línea del horizonte por el E, S y O. Esta deliciosa imagen no sólo se mantiene sino que se alarga a medida que se va ganando altura y se cierra con 360º de visión en la cima.
Se salva una alambrada que corta el camino, se dejan unos pinos a la derecha y aquí, después de una cerrada curva a la izquierda, se abandonan los últimos prados del recorrido. La ruta no tiene pérdida. Cambia de ladera a medida que se asciende.
Cuando se faldea por la cara N se ve, muy cerca, el pico Mulleiroso (1.254 m) y en su base asoma la aldea de Besapié, donde nace el río Bárcena.
Al fondo, el plomo del mar pinta un rasgo exótico en este paisaje tan poco litoral.
Se llega a una campera en la que hay algunos montones de piedras - restos de cabañas- y unos pocos pinos.
El camino sigue siendo muy cómodo.
Poco antes de llegar al reguero que está entre Porciles y Lavadoira se inicia una suave pendiente, después un camino a la derecha totalmente a contrapelo; aquí se gira a la derecha y se emprende la ascensión siguiendo unas veces trochas de ganado y otras monte a través. Si se bascula un poco a la derecha se llega a una pequeña campera en la que hay un bosquete de pinos, tras él emerge El Carondio, y al fondo el mar. Desde aquí, siguiendo la ‘cárcoba’ que delimita los términos municipales de Pola de Allande y Tineo, se conquista la cumbre, no es por su altitud una cota principal en Asturias pero sí por sus 3600 de panorámica.
-¡Formidable! No hay otra expresión más definitiva.
Desde el pico Miravalles hasta Torre Cerredo, 350 km de la Asturias interior y más de 100 de la marítima convierten esta cima en el ombligo del mundo. Los últimos metros están rodeados de un murete de piedra y en el centro hay una excavación a modo de pequeño cráter similar a la que se encuentra en El Panchón. Parecen restos de una fortificación de la última guerra civil. Esta cumbre y la de El Panchón cubren y dominan, totalmente, el puerto de El Palo.
Logramos reconocer bastantes cumbres: Peña Manteca, El Courío, el pico Torres, El Aramo, las dos Ubiñas, Peña Rueda, El Diente y El Putracón, El Cornín y El Cornón, Peña Canseco, Aguión, y hasta el desgarre de la Fana de Genestaza.
Hacia el O la aparente planicie de la línea del horizonte es el aspecto que presenta este relieve, casi apalachano, de cumbres de igual altitud. Se ve El Carondio y adivina el valle del Navia, Grandas de Salime y Los Oscos.
Hacemos un rápido descenso hacia los restos del antiguo hospital de Fonfaraón, de vastas propiedades otrora y del que hoy quedan un par de construcciones que
difícilmente se pueden llamar cabañas, y un muro que rodea la finca contigua. Más abajo unas lagunillas heladas desbocan alguna imaginación:
-¡Espuma de baño!
-¡Sal!
-¡Hielo!
Mis compañeros son espontáneos como niños.
Toda la sierra está pelada, dedicada al pasto para ganado vacuno y caballar. Es casi un milagro encontrar un árbol de más de 4 m de altura.
Deambulan por aquí los lobos a su aire y se comen jatos y potros. Las Ordenanzas Municipales de 1774 determinan que durante la primavera salgan dos vecinos por parroquia a capturar crías de lobo. Gracias a la sabia naturaleza, llegaron hasta hoy los lobos y los allandeses.
En Las Morteras hay una casa-palacio en la que se albergaba la sede del coto de Las Morteras. Es de planta cuadrada y tiene una torre, probablemente, del s. XV.
No se puede dejar de citar que se encontró en Berducedo, en El Castello, una arracada de oro primorosamente repujada, de más de 6 gr, que se custodia en el Tabularium Artis Asturiensis.
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ