CURIOSIDAD VANA PERO CREMATÍSTICA
POR MANUE L ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
El petirrojo es un pajarillo que no despierta pasiones. La mansedumbre que muestra ante la proximidad de los hombres lo hacen simpático vecino en parques y jardines. Es frecuente verlo por los suelos en busca de insectos y otros invertebrados; y para que se difunda su canto se luce en las ramas altas de los arbolillos, especialmente en la época reproductora. En el invierno se separan las parejas y defienden individualmente el territorio. Sabemos que las poblaciones del norte de Europa, de la taiga y de los abedulares bálticos, migran al sur de Europa en el invierno, mientras los del sur son sedentarios.
El petirrojo europeo gasta ‘malas pulgas’ ante el color rojo de otras avecillas. Le irritan las pecheras anaranjadas, se crece, se viene arriba, y se vuelve intimidatorio y agresivo; de los ‘dichos’ pasa a los hechos y emprende el ataque, que no cesa hasta que uno de los actores huye dándose por perdedor. Una solución incruenta entre buenos entendedores.
El petirrojo se ha estudiado en beneficio de la humanidad por la agresividad que le despierta el color rojo, tanto de un congénere como una simulación.
Los primeros estudios se hicieron hacia 1930 y desde entonces se ha profundizado en las correlaciones entre memoria, percepción… y otros parámetros. ¿Resultados? las aplicaciones están dirigidas al uso de los colores para maximizar los beneficios: el amarillo claro para la creatividad, el azul para la concentración…toda la gama cromática tiene su conversión en liquidez.
Las hembras cantan solamente en invierno y en febrero empiezan a buscar pareja. Durante la época de celo, el macho alimenta a la hembra, ésta construye el nido. Su aporte al planeta son dos nidadas entre abril y julio, mientras la hembra incuba la segunda el padre alimenta a la primera. Los polluelos, cuando aprenden a volar, todavía no tienen pechera de color, por lo que pueden circular impunemente por el territorio de sus padres.
La brújula magnética del petirrojo europeo utiliza magnetorrecepción, basada en la visión, en el cual la capacidad de detectar el campo magnético de la tierra para la orientación en vuelo está influida por la luz que entra en el ojo. Todavía no se entiende el mecanismo físico de su sentido magnético pero se considera que podría incluir entrelazamiento cuántico de espines de electrones.
Los humanos, muy humanos, en sus usos sociales:
En la isla inglesa de Man, hasta el siglo XVIII se observaba la costumbre el día de Nochebuena y mejor aún en la mañana de Navidad. El 24 de diciembre, hacia el atardecer, todos los sirvientes vacaban; no se iban a dormir, sino que callejeaban hasta que las campanas de todas las iglesias tocaban a medianoche. Cuando terminaban los rezos, marchaban a la caza del reyezuelo y en cuanto encontraban uno de esos pájaros, le mataban y ataban en el extremo de una vara larga con las alas extendidas. Así le llevaban en procesión por las casas cantando las siguientes coplas:
(La Rama dorada, J.G. Frazer).
Nunca le fue bien a un animal silvestre la proximidad de los hombres y a los menos afortunados les tocó ser domesticados.
Era un pájaro sagrado para Thor (dios del trueno) y la mitología nórdica lo consideraba un pájaro de tormenta. Una leyenda británica explica el color distintivo de su pecho porque cuando Jesús estaba muriendo en la cruz, el petirrojo, entonces simplemente de color marrón, se puso a su lado y cantó en su oído para consolarlo en su dolor. La sangre de sus heridas manchó el pecho del petirrojo, y desde entonces todos los petirrojos tienen la marca de la sangre de Cristo. Otra leyenda dice que su pechuga se quemó al buscar agua para las almas del purgatorio. La asociación con la Navidad se asocia con los carteros británicos, que durante la época victoriana vestían uniformes rojos y fueron apodados "Robin" ("petirrojo").
“Psicólogos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, creen que los ganaderos podrán obtener algunos litros extras de leche tocando música clásica o melodías suaves en las vaquerías”. Un grupo de mil vacas Holanda fueron expuestas a música rápida, media y lenta por 12 horas al día -de 5 am a 5 pm- durante nueve semanas. Encontraron que la producción de leche aumentó en un promedio del 3% (0,73 l) por animal, cuando las vacas eran expuestas a música suave, lo que no se dio con la música media y rápida. La Sinfonía Pastoral de Beethoven y la canción Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel fueron grandes éxitos en productividad lechera.
Ya se está colocando música para pollos y gallinas. La curiosidad impulsa los ‘avances’ pero todos son de alcances imprevisibles y todos susceptibles de guiar un misil.
Paulov es el culpable.
-Beep, beep, beep.
-Dime.
-Me contó mi abuelo que su abuelo era un hombre libre.
-Beep, beep, patrañas. Te cambiaré el chip.
Gran interés existía por conocer cómo rebasa el Himalaya el ganso (Anser indicus), cómo se orientan las anguilas, los salmones y las mariposas; pero todos esos conocimientos serán puestos al servicio de intereses productivos, muy lejos de Bután -donde está prohibido, por ejemplo, usar bolsas de plástico o enjaular animales- que mide la Felicidad Interior Bruta de los habitantes.
Todo lo que sabemos de la Naturaleza será empleado -antes o después- en destruirla pero … ánimo, queda mucho universo sin destruir.
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
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