Sebes


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

El grato sentimiento que invade a los senderistas al abandonar la urbe tiene mucho que ver con el paisaje agrario que contempla. En este paisaje se distinguen las propiedades, los cultivos, las estaciones del año, la presencia o ausencia de algunas formas colectivas de la explotación de la tierra, las vías de comunicación,  servidumbres de paso, accesos individualizados, etc. Este paisaje fue creado por la forma de vida y organización de los lugareños y está escrita en el paisaje aunque de manera críptica y fragmentada: «Lo que observamos no es la naturaleza, sino la naturaleza que se expone a nuestro método de investigación».

Grado
En las áreas de la Cornisa Cantábrica en las que el impacto de la industrialización ha sido moderado se encuentran muchas de estas estampas, de campos cerrados, que presentan  divisiones entre las parcelas  para lo que hay diversas explicaciones y siempre lejos de la unanimidad.
Con un cultivo intensivo –al menos una cosecha al año sobre el mismo terreno- trabajado por una familia, los campos estaban cercados y no sujetos a prácticas comunales, sólo en la ería asturiana, perduraron los campos abiertos regidos por leyes consuetudinarias con alguna variación local.

Sobre la separación por setos vivos

“saepes-is (directamente emparentada con “saeptum”, -i, seto), que significa “seto vivo”, cuyo directo significado se conserva .. “sebe”, y que ya aparece empleada en documentos asturianos de 982, términos con los que también se halla relacionado el verbo “circumsepio”, cerrar, cercar, rodear, cuyo participativo aparece en un documento de Sahagún, de 921, referido a la realidad ”villa”, y otro de 977, aplicado a una decanía “qui nunc erat prope ipsa villa edificata et circumsepta”.
O bien una valla formada por estacas llamada “varganum”, término que se encuentra en un documento del monasterio de San Vicente de Oviedo datado en 887. (Santiago Agüadé Nieto, DE LA SOCIEDAD ARCAICA A LA SOCIEDAD CAMPESINA EN LA ASTURIAS MEDIEVAL, UAH, 1988)

Bezanes
Las sebes, entre las fincas advierten las Ordenanzas Generales del Principado de Asturias, 1659, en su Art. 10 Tit. VI:

10. Que se tengan cuidado de embiar a su stiempos apercibimtos por todas las feligresías, para que se ciérrenlas sebes de las herias, que estuvieren con frutos y se torgue y asegure el ganado de çerda, para que no haga daño, y los perros en el tiempo del mayz […]
Y en las de 1781, Art. 16 Tit. XII
16. En las sebes de heredades comunes á diferentes duéños, se plantarán por éstos, los arboles á proporción del terreno que cada uno tenga por aquella parte, y cada una de distintas calidades para evitar discordias en la recogida del fruto […]
En las sebes se encuentran castaños, avellanos, ciruelos, cerezos de frutos aprovechados por la población.

Grado
Y crecen los jóvenes retoños de castaño que se usaban para la cestería de nasas, paxos, maconas,  goxas, banastas, cestos, mangos de herramientas, etc. y cuyo trabajo realizaba el llamado ‘goxeiro’, artesano que ofrecía su trabajo al vecindario; él sabía que en qué época cortar las varas, de qué diámetro, y cómo ahumarlas y humedecerlas para conseguir la elasticidad necesaria.

Parlero
La beatífica estampa no deja ver los pleitos y enemistades originadas por las divisorias,  y no fueron pocos –y siguen siendo frecuentes- los litigios que a propósito de las sebes se planteaban, como consta en estas citas (copiamos algunas de ellas pero son numerosas las citas que hay en los archivos históricos españoles)

  • A Hernando de Vega, corregidor del Principado de Asturias, que determine, a petición de los concejos de Siero, Piloña y Nava, sobre el cumplimiento de una ordenanza referente a las 'sebes' que cercan sus panes y prados. 1494-1-
  • Al corregidor del principado de Asturias, que se informe, a petición de los concejos de Avilés y Gijón, acerca de una provisión y ordenanza referente al pastoreo de ganados; sobre que no estuviesen cerrados los panes; y que se abriesen las "sebes", determinando lo que sobre ello convenga. 1494-1-
  • Comisión a Fernando de Vega, corregidor del Principado de Asturias de Oviedo, sobre el cumplimiento de una carta real en la que se ordenaba que los ganados de ese dicho Principado estuviesen con guarda y pastor y que se quitasen las cercas, setos y sebes de las viñas, tierras y otras heredades para que estuviesen abiertas. 1496-6-8  

Balouta


Los asentamientos rurales fueron dominantes en Europa, con las singularidades regionales definidas por las características edáficas y ecológicas. Los cultivos más cercanos a la casa estaban en los huertos, las huertas, el labradío, los prados, y el saltus.

Sobre el saltus será conveniente hablar de nuevo, pues no ha desaparecido aunque tiene otros nombres y una legislación propia –frecuentemente- para cada pueblo. En las regiones próximas al Atlántico, desde el noroeste español hasta los países nórdicos, domina el sistema de campos cerrados que relacionan varios con las  roturaciones individuales de los montes. Las tierras de labor y prados, mucho más extendidos ante un clima de mayor humedad, aparecen cercados con madera, piedra o seto vivo según los casos, luciendo una forma compacta e irregular. En algunas áreas los accesos están garantizados por caminos anchos, aptos para carro; también hay otras en las que tiene garantizado el paso de otra finca a otra por interrupciones de la sebe. Estas delimitaciones de la propiedad han sido tradicionalmente muy respetadas, hechas a la par que la red viaria, y las piedras de las paredes llevan varios siglos colocadas allí, pero puede suceder que se venda una finca a un colindante y éste decida tumbar la separación.

Castro de Sierra
Estos prados, cualquiera que fuera su origen estuvieron dedicados a la producción de yerba para su consumo en el establo. La siega, a guadaña, se realiza a principios del verano, cuando las gramíneas tienen fruto y es mayor el valor nutritivo, se secaba al sol y cuando era óptimo el punto se recogía.



La tarea del curado de la yerba era cosa de toda la familia, familiares y allegados.
Si no tenían dónde guardarla se levantaban almiares y se dejaban en el mismo prado hasta el momento de trasportarla para el consumo.



En la ‘otoñada’ se dedicaban a diente y el propio ganado bovino se ocupaba del estercolado.
Los elementos básicos del paisaje rural son el espacio cultivado, el no cultivado (saltus), y el hábitat. Sobre ellos volveremos en alguna ocasión porque empiezan a ser relictos en unas explotaciones agropecuarias en las que el ganado es de importación, el forraje se ensila, la leche y otros productos abastecen clientes internacionales con precios que dependen de mercados bursátiles, sobre los campos crece el matorral, en las proximidades de las aldeas se levantan naves de bloques de hormigón, las vacas viven en barrizales y crecen las cooperativas agrarias. Los ganaderos han tenido que pasar a ser empresarios y la UE ‘dispara’ directivas produciendo conmociones locales con cada una. Los cambios hasta ahora habidos han sido irreversibles y éste también lo será; no son malos los cambios, ni buenos, son imparables y todos ellos acaban cristalizando en el paisaje como el agua, en su ciclo, siempre pasa por las nubes.





Bayo

AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

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