El contacto con la naturaleza aumenta la salud
humana
El plomo en sangre aumenta la criminalidad
Frecuentar zonas verdes,
ya sean bosques, jardines o zonas peatonales, hace que la gente tienda, además,
a ser generosa y a confiar en los demás.
Es
un hecho de los llamados científicos, pero…olvida el punto de partida: no es
necesario mejorar la salud humana ni que los humanos sean más generosos y
confiados.
Plomeados
estamos en el camino estamos.
El Roto |
Obtenida en: Deforestacion.greenpeace.org |
Todo
lo que se puede decir cabe en un instante de la línea –por nosotros inventada -
del tiempo. Con ello sabido, resultan abrumadores los cambios que se suceden.
[…] Hasta comienzos del siglo I antes de nuestra
era, la selva herciniana se extendía hacia el este del Rin a una distancia a la
vez vasta y desconocida; los germanos que fueron interrogados por César dijeron
que habían viajado durante dos meses a través de ella sin alcanzar su final.
Cuatro centurias después fue visitada por el emperador Juliano, y la soledad,
oscuridad y silencio de la selva parece que hicieron profunda impresión en su
naturaleza sensible. Declaró que no conocía nada semejante en el Imperio romano
[…].
La Rama Dorada; JAMES GEORGE
FRAZER
Obtenida de: filostamp.files.wordpress |
El
culto a los árboles estaba extendido en Grecia e Italia. En el
santuario Cos (consagrado a Esculapio) se pagaba con mil dracmas el cortar un ciprés; en Roma, en el Foro, se veneró la higuera sagrada de Rómulo y cuando se secó el tronco se consternó la ciudad.
santuario Cos (consagrado a Esculapio) se pagaba con mil dracmas el cortar un ciprés; en Roma, en el Foro, se veneró la higuera sagrada de Rómulo y cuando se secó el tronco se consternó la ciudad.
Se
suele concentrar nuestra tradición en el mundo clásico pero el culto a los
árboles, y otras cuestiones, se descubren en sociedades situadas lugares muy
alejados que evolucionaron independientemente.
Las
tribus del Volga reverenciaban un bosquecillo en cuyo centro vivía el árbol
sagrado: allí se agrupaban los adoradores,
el sacerdote ofrecía sus oraciones, se realizaban las ofrendas, y sus ramas servían de pulpito. No podía
cortarse madera ni romper rama alguna.
La
sombra del álamo del valle del Alto Missouri, se supone posee una inteligencia
que podía ayudar a los indios (menos importes eran las "sombras" de
arbustos y plantas sus pequeñas dimensiones). Cuando el Missouri crecido por
una riada de primavera arrastra algún árbol corpulento se dice que lanza gritos
a medida que se desprende del suelo y hasta que cae al río.
En
el África oriental, imaginan algunos pueblos que cada árbol tiene su espíritu: "la
destrucción de cocotero es equivalente a un matricidio, pues el árbol les da
vida y alimento igual que una madre a su criatura".
La
ceiba, con tronco que alcanza gran altura, venerada en toda el África occidental, creen que
habita en ella un espíritu. En la Costa de los Esclavos lo llaman huntin.
Fotografía cedida por J.M. Mori Menéndez |
Fotografía cedida por Carlos I. Salvador |
Árboles
que sangran y emiten gritos de dolor o rabia cuando están siendo talados o
quemados se encuentran con frecuencia en libros chinos y también en historias
corrientes. En Luzón, los ilocanos recitan
unos versos antes de cortarlos y les piden perdón aduciendo que así se lo han
ordenado para evitar el odio de los espíritus. Los bosonga del África Central
consultan con un curandero antes de
talar (op.
cit. Frazer).
Son
los árboles los más visible del bosque -y quizá no permitan verlo con nitidez-
no son los únicos refugios de los espíritus, también están los habitantes del
estrato arbustivo, del herbáceo, y el
suelo que a todos sustenta.
Obtrenida de: Deforestation.blog.mechpoet.net |
Obtenida en: Deforestación.nationalgeographic.es |
La
química de la vida no distingue entre bonobos, bananos, robles o mariposas,
nosotros hacemos las distinciones para intentar entender este “vital enredo” cuando
parece que no hay mucho que entender: el todo y las partes no son la suma sino
el resultado; no es un juego de palabras pero en el medio del TODO estamos y
procurando destruir las partes o, al menos, todas las que podamos, y poco a
poco estamos consiguiéndolo. Ya no talamos los árboles de uno en uno sino
bosques y a cientos, no matamos un bocarte sino que lo hacemos a millones,
guardamos el veneno de residuos en balsas … Parece un destino, una fatalidad,
una predestinación, un sino. Hemos vuelto locos a los dioses. Ya no me encomiendo
a los dioses porque Los dioses deben estar locos, (obra cinematográfica escrita y dirigida por Jamie Uys en
1980).
Los ponemos en monedas y banderas, objetos muy amados, pero avanzamos por la autopista del principio y del precipicio.
Obtenida en: Deforestación.madrimasd.org |
FOTOGRAFÍAS Y TEXTO DE MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ SALVO ADVERTENCIA EXPRESA
http://elpais.com/elpais/2015/11/18/ciencia/1447867686_497252.html
http://elpais.com/elpais/2015/11/18/ciencia/1447867686_497252.html