OSCOS (II)

 junio de 1996
Vemos la iglesia de Labiarón y en los pocos minutos que allí estuvimos pasan numerosas vacas de raza asturiana de los valles pintando una estampa hermosa. Nos vamos a Villarín de Piorno y a Piorno; en Villarín de Piorno hay un conjunto –otro- pizarroso de gran belleza, al lado mismo de la carretera, del que destaca un pequeño hórreo.

Villarín de Piorno
Desde aquí se ve la sierra de Arruñada. Paramos en una curva y Juan Carlos identifica rápidamente la mordida que los romanos dieron a la montaña lavando el oro de sus entrañas. Crece  un castañar sobre lo que fue explotado que se extiende por la ladera de arriba abajo siguiendo la línea de caída de las aguas; alrededor sólo hay monte bajo.
Arruñada


MTN 1950. Norte a las 12 AM. (El mapa de 1950 presenta el conocimiento que entonces se tenía de la zona, y en el recorte cartográfico superior no se observa carretera alguna).
Más arriba se ve la presa de conducción y el rellano que aprovechaban para embalsar el agua. Y de nuevo traemos a d. Pascual Madoz:
“[]en el lugar de Arruñada se ven señales de haberse beneficiado alguna mina metálica, hallándose aún el depósito de las aguas conducidas desde más de una legua de distancia []”
También alcanzamos a ver Bousoño y dos pistas que salen hacia Illano (San Esteban de los Buitres y el mismo Illano). Igualmente Arne y el entorno de la mina de galena argentífera “La Excomulgada”. 
El nacimiento del río Soutelo es un paraje de gran soledad; en Arne  vive  una familia alemana trabajando la tierra con sus hijos, lo que nos sorprende sin razón por urbanitas que somos.
Mon y su famoso palacio. Decepción y chasco: en ruinoso, sucio; y el pueblo no tiene visible ni el molino ni la fragua que se anuncia en la publicidad municipal.
Pasa de las 18,00 h y aún pensamos ir a Mazo de Mon, ya en el concejo de Pesoz. La entrada a este hermoso rincón se hace por Villalmarzo y, desde aquí, se sigue la pista hasta que se convierte en sendero. El camino es como un paseo de rosaleda pero encapotado por toda clase de árboles. Está
bien marcado y en uso, con algunos puntos de gran belleza, como el paso del hilillo de agua entre grandes castaños (vimos uno de más de 8 m de perímetro).
Mazo de Mon
El lugar llamado Mazo de Mon tuvo en el pasado varias casas habitadas a ambos lados del río, pero hoy sólo está la margen izquierda. Se trata de un conjunto de tres o cuatro grandes bloques rodeados por un murete con portalón y tejadillo de entrada. Alrededor las tierras de labor, en bancales, tienen
numerosos varales para enredar las parras. No reciben energía eléctrica de la red, la consiguen de un generador de gasolina.
FOTOGRAFÍA Y TEXTOS DE MANUEL ANTONIO MIRANDA SALVO ADVERTENCIA EXPRESA

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