RANUNCULÁCEAS I

En otra parte entraremos a comentar algunas curiosidades de esta bien avenida familia y entraremos directamente en una de ellas: el acónito.
 Concebido por los monstruos Tifón y Equidna, hermano de la Hidra y de la Quimera, guardián del inframundo; disfrutaba de tres cabezas –o más según necesidades- con una serpiente por cola y una crin de cabezas del mismo reptil sobre su lomo). Obviedad: las creencias no son verdades, sólo creencias. La representación en el imaginario da pavor –como en otras creencias- y en la vida real fue corriente su uso como veneno para eliminar mediante ingesta a enemigos cercanos y en las puntas de flechas para otros más lejanos.
Aconitum napellus
A. vulparia
Es una planta muy común en lugares rocosos, calcáreos, por encima de los 1.200 m s. n. m. en toda la cordillera Cantábrica.  Miles de años tardó el homo en seleccionar las plantas que pueden alimentarle pero pronto conoció a las que pueden matarle, y ésta es la más venenosa de Europa. La mitología carga las tintas y le da un origen diabólico: fue traído desde los infiernos por Cerbero (perro
En este mundo del siglo XXI poco conocemos del entorno y salvo que tenga fecha de caducidad o iconos indicadores de peligroso podríamos comer una ensalada pero una sola vez: la primera. Para reconocer es preciso antes CONOCER y en esta entrada no se puede encontrar una guía de flores, sí tropezar con puntos, vectores, llamadas, y líneas de  observación
Es un género complejo y que se manifiesta muy polimorfo, con aconitina en todas sus partes y en todas las especies. Es muy visitada por los insectos que encuentran el néctar en los nectarios de las hojas. Podría producir erupciones sólo por contacto.
Planta con leyenda hermosa o al menos con trazas de la humanidad que caracterizaba a los dioses griegos; la anémona, cuyo género también exhibe varias especies y no facilita la identificación, también es una planta ornamental muy agradecida, que se engalana con gran cantidad de flores; en ocasiones se escapa de los maceteros y se encuentra; siete especies se hallan libres en la Península Ibérica.
Anémonas
En la leyenda de la muerte trágica del mancebo Hipólito podemos discernir la analogía que guarda con otros cuentos parecidos de jóvenes mortales y bellos que pagan con su vida el breve deliquio amoroso con una diosa inmortal. Estos amadores sin ventura es probable que no fueran siempre simples mitos, y las leyendas que van dejando su rastro sangriento en el capullo purpúreo de la violeta, en los tonos escarlatas de la anémona o en el encendido rubor de la rosa fueron algo más que poéticos emblemas de juventud y belleza fugaces como las flores estivales. […] Cada año, según la fe de sus adoradores, Adonis era herido mortalmente en las montañas, y cada año la fisonomía de la naturaleza misma se teñía de su sangre sagrada. […]También se decía que la anémona escarlata había brotado de la sangre de Adonis o había quedado teñida por ella, y como la anémona florece en Siria hacia Pascuas, puede pensarse que ello demuestra que el festival de Adonis, o por lo menos uno de sus festivales, se celebraba en la primavera. El nombre de la flor está probablemente derivado de Naaman ("querido"), que creemos fue un epíteto de Adonis:1 todavía los árabes llaman a la anémona "heridas del Naaman". J. G. FRAZER; LA RAMA DORADA
Podría resumirlo o llamar inspiración a la narración pero jamás igualaría la belleza de la creación literaria del autor, lo que aprovecho para realzar su capacidad para observar, paso primero del método científico.
La que se presenta a continuación es una planta de flor organizada de tal manera que no puede pasar desapercibida: la aquilegia, y tampoco son demasiado frecuentes algunos de sus nombres vulgares como aguileña, capa de rey, clérigos boca abajo, farolillos de San Antonio, flor de los celos, guantes de la Virgen.
Aquilegia vulgaris; A. pyrenaica 
Numerosas especies se cultivan como ornamentales pero la determinación por la flor es difícil, se ha de hacer en un momento preciso de la floración –antesis- y tomar algunas medidas en los puntos indicados. Estas imágenes presentan  A. vulgaris, la primera de ellas, y A. pyrenaica, de espolones rectos.

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