RÍO PINZÓN

Valle del río Pinzón, El Páramo
12 de abril de 1996
El río Pinzón desemboca por la derecha en el curso alto del Porma.
Nacimiento del Pinzón
Nace entre el Pico Lago y el Valmayor. Se accede a este hermoso valle desde el km 26 de la carretera que comunica San Isidro con Tarna, a unos 1.200 m de altitud. Es un valle abierto en U asimétrica con el brazo E caído. Hermoso, de fácil andadura, un recorrido idóneo para una excursión no demasiado ambiciosa.
El valle es disimétrico en su topografía y también en la vegetación. Tiene grandes prados en la margen izquierda (solana) y bosque -hayedo en la derecha (umbría). También son mucho más suaves las laderas de este Cordal de Mongayo que las del peñón de San Justo.
Peñón de San Justo. Cedida por José Acacio Suárez González (Cachi)
Los prados se asientan sobre las amplias hombreras formadas por la acumulación de materiales fluvioglaciares -en ellos se encaja el río- que probablemente cubren modelados anteriores. El piornal sucede a los prados. Después, una estrecha franja de hayedo, en lo más alto, hasta la línea de cumbres del crestón cuarcítico, crecen ericas. Se sale por una ancha vía, carretera, que bordea el piornal por abajo. No conviene entrar entre los
Peñón de San Justo, otra cara
arbustos porque están muy ramificados, enganchan en todo y se camina con mucho estorbo. El espacioso camino se acaba, se ha de seguir por los prados. Casi al final del valle, sale un sendero muy marcado por la derecha: éste es el que hemos de tomar. Divisamos Mampodre (La Cruz y La Polinosa),
el Pico Lago, sobre el pinar de Lillo, y el peñón de San Justo a la entrada del valle; casi en el arranque del pequeño Pico Pinzón (1.628 m) y la collada que da paso a Isoba (todo esto en la margen derecha). Cierra la cabecera el pico Valdevezón. Siguiendo la senda se gana altura rápidamente. El río queda cada vez más profundo. Al doblar la esquina, a la derecha, vemos como se descuelga por una cascadina. Se ve la falda del Valdevezón a la izquierda y al fondo, a la derecha, el pico Cuerdas y las colladas que dan entrada a la Vega Pociello.
En la cara E del Valdevezón, en un pedrero casi al nivel del arroyo, pace una cabrada de rebecos, unos 8 ó 10. Están tan confiados que nos permitieron contemplarlos todo el tiempo que quisimos; hasta que nos cansamos de descansar.
Reemprendimos la marcha y salieron huyendo monte arriba saltando matas y trepando riscos con gran facilidad. Impresiona ver como saltan contra pendiente las grandes matas. ¡Qué envidia!
El arroyo baja crecido por el deshielo. La nieve está cada vez más blanda y los manchones son mayores. Pasado el canchal de los rebecos, nos desviamos hacia la derecha para subir al pico Cuerdas. Hay bastante nieve pero la vamos esquivando. Es una zona de charcas y lagunas que se modelaron durante la última glaciación. La vegetación que asoma es de ericas y carqueixas. El roquedo corresponde a las cuarcitas. Desde aquí se accedería fácilmente al pico Valdevezón y a cualquiera de las colladas que rodean Valdevezón y Pociello.
Nos faltan unos 150 m para coronar el pico Cuerdas y algunos menos para avistar la Vega Pociello. Esta zona es conocida como Páramo. La collada que asoma a Valdevezón tiene tanta nieve que ni nos planteamos llegar. El regreso es sumamente apacible.
El espléndido tiempo y la amena conversación nos dejan en el punto de partida complacidos.
Regresando por el puerto de San Isidro se puede echar un vistazo a la laguna de Isoba,

que ocupa una bandeja de sobreexcavación cerrada por una barra que da paso al encajado valle del río Isoba. El área del puerto de San Isidro es un caso particular dentro de la Cordillera Cantábrica por tratarse de un espacio de alta montaña en el que la escasa incidencia de la erosión fluvial -pliocena y cuaternaria- ha permitido la conservación de una gran cantidad de formas.

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