Mofrecho

Obtenido de httpsitpa.cartografia.asturias.es
Tomamos la carretera de Cangas de Onís a Panes y en Corao seguimos por la que indica a Labra y Nueva de Llanes. Es estrecha y pendiente aunque sin otro peligro. Después de pasar el pueblo de Igena, a unos dos km, se inicia el descenso. Estamos en la collada llamada de Igena, también de Zarza o Trellende. Aquí mismo queda el coche e iniciamos la andadura.
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Seguimos un camino que sale a la izquierda en la misma collada y que deja, también a la izquierda, una cabaña junto un prado grande. Va encajado entre sebes hasta que describe una curva a la izquierda; poco después encontramos unos cuantos abedules, una cabaña a la diestra; y a la izquierda dos cabañas y prados grandes. Al poco cambia, se faldea dejando a ambos lados vegetación propia de monte bajo. Es ancho, pedregoso, y de roquedo cuarcítico. Pasamos un abrevadero que origina un pequeño barrizal y prosigue sin desviación alguna. Llegamos a otro, éste de piedra, y cambiamos de vertiente, estamos en la collada Felguerina (Jüelgüerina, por aquí se dice). A la derecha y, hacia abajo, quedan algunas praderías y el pueblo de Riensena.

Tras doblar un cantil llegamos a una majada con algunos fresnos. Una de las cabañas tiene al lado un cobertizo con techo de uralita, es la majada de Hueces, Güeses o Hueses. Abajo, se ve la de Tresjuncalar. Nos desviamos ahora por camino que sale a la derecha y pronto vemos al frente otra majada rodeada de árboles. Aparece hermosa, es la de Vega Lafuente o Vega del Llago, por la fuente que allí nace y la charca que sirve como reserva de agua. Las cabañas son de piedra, de sólida construcción, perfectamente conservadas gracias al uso que se hace de ellas. Hay cuatro prados rodeados por altas paredes de piedra, cada uno con su cabaña y numerosos fresnos. El primero que encontramos aprovecha el embudo de una pequeña dolina, enseguida llegamos a una collada que da vista a una gran pradería. Tenemos el pico
Mofrecho -con su vértice geodésico- al frente. Dejamos la pradería y una pequeña laguna a nuestra derecha. También hay una cabaña y un prado cercado. 

Nos encaminamos un poco al O para comenzar la ascensión final de O a E. Al poco de iniciarla vemos un pequeño valle ciego con un charco. No hay problema alguno y con tan sólo seguir las veredas del ganado llegamos a la cumbre.
En la cima hay un vértice geodésico. Es un sitio privilegiado por la panorámica que ofrece: al frente el tramo final del río Sella, su desembocadura en Ribadesella y la inmensidad del mar Cantábrico; al S una magnífica y seductora visión de los Picos de Europa.
En la cima


Picos de Europa

El río Sella es uno de los notables de Asturias por su longitud, caudal y riqueza piscícola. Nace en Sajambre (León) y sus afluentes más importantes son Dobra, Ponga, Güeña y Piloña. En tiempos de Roma fue límite entre cántabros y astures trasmontanos. Y, milagrosamente, no se represó para
hacer embalses.
A lo largo del camino hemos visto algunos grupos de 8 ó 10 caballos, también de ovejas y cabras.
En la falda N de la sierra crece un tipo de vegetación arbórea hasta los 700 m que en la falda S no pasa de los 450 m debido a que las precipitaciones son mayores y más frecuentes en la cara N. La vida vegetal determina la vida animal. Así es mucho más rica la que se desarrolla en los bosquetes de la vertiente más húmeda y umbría que la de la solana y seca. Esta sierra de La Escapa forma parte del conjunto de cadenas litorales asturianos. 
Sierra de Santianes
El día se puede terminar brillantemente visitando las cuevas con pinturas rupestres que hay en Ribadesella, llamadas de “Tito Bustillo”. Se trata de dibujos de hace unos 15.000 años que representan caballos, renos, bisontes y bulbas. La pintura se obtuvo a base de hierro, manganeso, carbón vegetal y grasa animal. Están en una cueva descubierta por el grupo de espeleología “Torreblanca” en 1967, y dada a conocer por M. Mayo, M. Pérez y F. Jordá, también por Magín Berenguer y A. Beltrán. El nombre se debe a que éste formaba parte del grupo descubridor y falleció pocos días después en un accidente de montaña. En los tiempos en los que estuvo habitada la cueva, las nieves perpetuas en los Picos de Europa estarían sobre los 1.400 m (hoy a unos 2.800 m para los mismos lugares) y las lenguas glaciares descendieron en algunos puntos hasta los 650 m como es el caso del glaciar del Dobra que llegaba al valle de Angón; los bosques que hoy alcanzan los 1.500 m, entonces ocuparían hasta los 400 m. La cueva se originó por la disolución practicada por el agua del río San Miguel, que en la actualidad discurre a nivel más bajo. Debió formarse con posteridad a la elevación de la rasa, porque de lo contrario no podría desaguar. La caverna es de proporciones notables, tiene una altura media de unos 10 m y una longitud de 3 km. En sus paredes quedan los rastros de los niveles que alcanzó el agua en diversas épocas y cuenta el guía que todavía hoy se dan crecidas que llegan a anegar el pasillo que se utiliza para la visita. En toda ella proliferan las formaciones de estalactitas, estalagmitas, cascadas, etc.
Fotografía y textos del autor salvo indicación expresa.

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