A poca discusión etimológica lleva el término paisaje: pago, paisaje, payés, paisano, pays, ligando la visión que ofrece a la huella del paisano. Esta entrada comenta las características socioeconómicas que tuvo la creación de la llosa, llousa o ería que se encuentra en las inmediaciones de cualquier aldea.
El diccionario de la Academia de la Llingua:
Llosa.- en su 2ª acepción: conxuntu [de faces de diferentes amos con usos comunales]
Ería.- cortinal, extensión [de tierres ensin zarru d’ amos diferentes sometíes a usos comunales]
El diccionario de Manuel Seco:
Llosa.- terreno labrantío cerrado y generalmente próximo a la casa a la que pertenece.
Ería.- terreno labrantío frecuentemente de gran extensión.
El suelo salta a la vista que es más profundo, de mejor calidad, y se encuentra próximo a la aldea, se suceden las campas -dedicadas a diente y corta- y los pastos ya en las tierras no cultivadas, más allá el monte, el saltus.
Ibias |
Ibias |
Bustelo-Ibias |
Se entraba en estas tierras de labor por una cancilla que daba paso al menos a un camino de servicio a las distintas parcelas. El conjunto estaba cerrado por muros o por setos o sebes en todo su perímetro para impedir la entrada del ganado mientras el terreno estuviese sembrado. El parcelario interior era abierto y se delimitaba la propiedad con mojones de piedra; el paso se abría y cerraba de acuerdo con las ordenanzas parroquiales propias del lugar. Vemos restos de lo que fue, algo así como las estrellas de las que vemos lo que fueron.
García Álvarez, B. escribe en 1963 Concejos de parroquias de Asturias (con especial referencia a las de Aller), y ordenanzas que regulan su organización y régimen (Pola de Lena, Asturias : Gráficas Lena, 1963); Maceda Rubio, A. publica en el nº 75 de la revistaEría (Universidad de Oviedo: Departamento de Geografía) La ordenación histórica del espacio en la parroquia de Arenas de Cabrales (Asturias) a través de sus ordenanzas.
Reemplazaba inicialmente el cultivo del cereal al barbecho y la entrada en escena del maíz en el siglo XVII obligó a la reorganización de esta parte del terrazgo, a un reglamento más estricto para conciliar las rotaciones de cultivo con el aprovechamiento ganadero, y a dividir a la mitad la primitiva llosa. La siembra de la patata después de los cereales de invierno y de los cultivos forrajeros a continuación del maíz, es origen de lo que hoy se aprecia en estas fotografías, ocho o diez siglos de penurias campesinas bajo la mirada de sus foreros.
Las ordenanzas del Principado de Asturias de 1659 (Art. 10 Tít. VI) establecen:
[…] que se cierren las sebes de las herías, que estuvieren con frutos y se torgue y asegure el ganado de çerda, para que no haya daño, y los perros en el tiempo del mayz, y pasado el tiempo […]
Las de 1781 también reglamentan estos periodos en su Art. 55, 56 Tít. XI, los diezmos, los frutos que deban sembrarse, los costes de los cierros que corresponden a cada propietario según la extensión de sus fincas, etc. Los pleitos a causa de los cerramientos no faltaban en las aldeas a causa de pastos, cierres del común, etc., pero no eran corrientes los conflictos de llosas. Los apeos resolvían los problemas antes de que hicieran presencia discusiones que pasaran a mayores.
Llaman mi atención la sencillez con la que se expresan, la claridad de las órdenes, sanciones, etc., la autonomía de la que disponen los paisanos, que contrapongo a los farragosos, muy farragosos, textos legales de hoy.
La población aumenta, los problemas de producción se van acentuando por complicaciones sociales, de competitividad, económicos en general y las llosas hace tiempo que se orientan en otras direcciones.
Las concentraciones parcelarias tienen un largo recorrido, al menos desde 1907, cuando el gobierno quiso “impulsar al labrador a la reunión parcelaria voluntaria”. Mucho ha llovido desde entonces hasta 1952, que la mecanización agrícola madura una ley sobre Concentración Parcelaria, de complicada ejecución porque ha de armonizar derechos consuetudinarios, superficies, suelos y calidades, aguas, etc., y liquidar los usos comunales. Las fincas tendrán libertad de cultivos y acceso individual y permanente. En Caroyas (Valdés, Asturias) finalizó la concentración parcelaria en 1998, y se pasó de 987 parcelas sobre 189 ha a 248 fincas (Maceda Rubio, A.; Ería, Año 2014, número 939).
Y no cesa:
Seroiro |
Las llosas ya no son objetivo prioritario de la concentración parcelaria. La deserción en masa de los campesinos hacia las ciudades con la entrega en régimen de arriendo a las cooperativas o el más expeditivo método del abandono fulminó las llosas; el tiempo –del que sólo sabemos su medida- será el responsable y, el tiempo, no se puede acelerar ni embalsar, ni embalsamar, es el tiempo.
Villalaín-Allande |
En España, potencia mundial del turismo, piensan sus gobernantes en hacer reservas de campesinos para crear polos atractivos (o parques temáticos) y retener población rural. No parece mala idea cuando en otros continentes tienen expuestos a los navajos, maorís, yanomani, yakutos, y samoyedos con horario y vestimenta ‘ad hoc’ para que los turistas “viajen” en el tiempo (un antropólogo remataría la oferta).
Tal vez un Parque Warner podría lanzar este lugar al estrellato, al punto llegarán la montera picona, la faja, los gaiteros, señalización en la llingua, don Suero, Astérix, el conde Gonzalo Peláez de Coalla, y también don Pelayo –¡que no falte!- harían de Asturias el paraíso que dice ser.
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