Pico Vízcares


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del 19 de febrero de 1994

Aguas arriba de Riofabar se encuentra el área recreativa de La Pesanca1 y más adelante se dejan a la izquierda unas casas de piedra dentro de un prado vallado, y unos 800 m después se ven unas cabañas al otro lado del río, es la majada de Degoes. Poco más arriba se bifurca la corriente, la de la izquierda es el regato Degoes y el de la derecha el del Infierno. La pista sigue por la margen izquierda de este último brazo, y unos 30 m antes del primer puente que se encuentra, sale a la izquierda un camino que baja hacia el río, este es el que se ha de seguir. Exige cierta atención, porque puede pasar inadvertido.

Ortofoto: Principado de Asturias
La ribera está limpia, sin plásticos ni otros restos. El curso hace pequeñas cascadas que mueren en pozos de aguas verdosas, adornado por abundante vegetación de ribera.

Se cruza el río por un estrecho puente que cuenta con un cable de acero para agarrarse; después el camino es ancho. Llanea mientras va paralelo al río pero pronto se torna pino. Vamos remontando la cuesta y dejamos a la derecha una cabaña; poco después pasamos al lado de otra recientemente arreglada. Desde aquí se ve el valle por el que subimos y la majada de Degoes.

Río del Infierno
A partir de ahora ya entramos en el bosque. A la izquierda está la falda de El Vízcares, que tiene en la base vegetación arbórea y monte bajo a más alta cota. Desde este punto ya vemos varias pequeñas manadas de ciervos hembra.
El camino atenúa mucho su pendiente y después desciende hacia el río. Este tramo es muy umbrío y húmedo, así prosperan musgos, hepáticas y líquenes, que cubren piedras y troncos de árboles tiñéndolo todo de verde en una rica gama imposible de describir.
Se funde el cauce con el camino, pues el río conquista terreno según sus necesidades, y en momentos de crecida todo lo rescata. Desde ahora se avanza subiendo pero sin otro problema que el que plantea poner un pie delante del otro. Seguimos entre árboles, aunque de vez en cuando hay algunos claros. Estamos llegando a un punto en el que son dominantes los avellanos, no obstante se ven algunos ejemplares de haya, carvallo, acebo y espinera.
Al llegar a la majada de Cureño hemos de atravesar una formación vegetal mucho más espesa. Esta majada de Cureño tiene una fuente y un abrevadero. Ocupa una campa dentro del  extenso y denso acebal. Las cabañas, pocas, 4 ó 5, se diseminan colocándose al abrigo de alguna de las matas de carrasco. Están en uso, bien conservadas. Destaca una con el tejado de losas y rodeada de una débil empalizada, lo que le da un aire literario. Desde aquí se ve la collada del mismo nombre y el pico Maoño. Tanto en la falda de El Vízcares como en la del Maoño pacen grupos de ciervas. Se alcanza en poco tiempo y quedamos enmarcados por El Vízcares, el Maoño, y, entre ellos, una sucesión de picachos. Ante nosotros se abre un paisaje formidable:
La Llambría (o pico Taranes) cae perpendicular sobre el camino que va a  Vallemoro; detrás y a la derecha asoman las cumbres del Campigüeños; al E, El Pierzo y por último el Macizo Occidental de los Picos de Europa.

Desde la collada se ve el cantil en el que se asienta Vallemoro y algunos tejados de este pueblo. La Naturaleza retorcida se eleva huyendo de las estrecheces del valle. El bosque que continúa aguas vertientes ya al río de- Vallemoro, se llama de Traslafuente. El ascenso se emprende desde aquí por una senda hecha por el ganado doméstico y los animales de caza. Va sorteando la roca que aflora y poco a poco gana altura. La senda sigue en sentido N.NE. Vamos dejando a nuestra derecha los referidos picachos y llegamos a una diminuta campera rodeada de tejos y espineras, este lugar se llama la Biesca los Teyos. A la izquierda y más alto se ve otro bosquete, es Biescallonga.
Se va conquistando altura y al llegar a los árboles topamos unos tejos, de gran tamaño. Detenerse ante cada uno de ellos constituye un refinado placer.
Seguimos caminando hacia la cresta para después ir cumbreando hacia la cima. Cuando la alcanzamos, quedan a la derecha las lomas de La Morena y a la izquierda el cerro Degoes, este último engaña induciendo a error pues parece que ya es El Vízcares, pero entre el Cerro Degoes (o el Cabezu, 1.367 m) y El Vízcares (1.419 m) hay una collada, aunque ya falta muy poco.
Se intensifica el frío y arrecia el vendaval. Procuraremos coronar, recoger la carta del buzón de cumbres y regresar rápidamente. La visibilidad es borrosa y de corto alcance. Se ven, muy difuminadas, las siluetas de Peña Mayor y el Trigueiro, El Aramo y Peña Ubiña, el Pico Entrambosllagos, Pandemules, el Maoño, Campigüeños, la Llambría, El Pierzo y Picos de Europa.

Pico Vízcares
Las foces que producen los arroyos que bajan de la sierra de Giblaniella son muy atractivas. Se ven grandes escamas de caliza, muy inclinadas, buzando de SO-NE, muy parecidas a las que flanquean el Tiatordos por su falda SO -no en balde estamos en la misma región de pliegues y mantos cortadas por el agua en sajaduras cortas, profundas y estrechas. A partir de Riofabar, la primera que se encuentra es la llamada de Los Maserones, la segunda de los Cubilones, y la última, que no se ve entera por estar tapada por la Xerra Pequeña, es la de Moniacos.

Infiesto-Sellón. Al fondo el Vízcares
El pequeño cordal que parte del Maoño de SE a NO muestra profundos tajos hechos por el agua, son las riegas conocidas como reguero Pingón la que sale del mismo pico, la segunda es la de Pando Cordiu, y a la última -primera al subir- la llaman Regueraoscura.

Según el Madoz, de Espinaredo salía un camino a la capital de concejo, otro a la feligresía del Sellón (ermita hoy desaparecida) y distintos de menor importancia a lugares próximos, todos en mal estado. Cita este mismo diccionario la presencia en sus montes de oso y cabra montesa; y varios molinos harineros, ya en aquella época, en decadencia.

Riofabar
Espinaredo
                          
Tanto Riofabar como Espinaredo tienen numerosos hórreos en muy buen estado. Se asientan sobre pegollos muy altos que se apoyan directamente en el suelo, aunque lo más frecuente en otros lugares de Asturias es que sean más cortos y se apoyen en un murete de piedra. El espacio bajo el hórreo es de gran importancia en la quintana: se guardan aperos, carros, leña seca (era el lugar para partirla), etc. Estos hórreos no tienen corredor con balaustrada y el alero es soportado por maderos; aquí se suelen colgar carros y rastras, que no son de uso diario y solamente se emplean en determinadas tareas  de siembra o recogida. Comimos y Pepe protagonizó, apoyado por Antón, una enérgica protesta porque las normas de esta casa prohíben a su personal servir agua potable de la red de abastecimiento. Sólo se les puede servir agua de marca comercial.

1.Poco antes de llegar, tras pasar el primer puente después de Riofabar, hay una interesante plantación de coníferas, resto de un antiguo vivero del ICONA.



AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ


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