Ovetenses sin papeles


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Viven en la periferia de las ciudades y –frecuentemente- pasan desapercibidos. Cuando ‘las policías’ locales, autonómicas o nacionales se ponen nerviosas rebuscando indocumentados, ellos circulan entre los que tienen papeles sin mostrar inquietud alguna.

Algunos visten de colores muy llamativos, otros llevan capas oscuras o pardillas pero, sin que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (¡qué miedo da su mención!)  sepan cómo se las arreglan para mimetizarse en los medios más variados, pasean con descaro ante todos los ovetenses.
Ocasionalmente, un viandante intercepta alguno pero no logra enterarse ni de su régimen alimentario ni localiza su albergue; jamás hay delaciones.
Para su identificación es necesario acudir a especialistas en esto de las extranjerías y en algunos casos dicen, los especialistas, que es necesario matar al ejemplar y hacerle una secuenciación genética.
El control de las poblaciones es uno de los grandes problemas de nuestros tiempos y una preocupación de gran envergadura para las potencias de todo signo.

Los que me encontré hasta ahora son pacíficos, observo que su defensa consiste en mantener la inmovilidad, jamás atacan, procuran hacerse los muertos; si se sienten muy acosados huyen refugiándose en los recovecos más inverosímiles.
Habitan en las viviendas de los ovetenses con papeles, a ras de calle y pocas veces rebasan la planta primera, la gente entra y sale de sus casas sin prestar atención a los que se alojan en sus portales (por suerte no llegó la xenofobia hasta ahí).
Incorporamos algunas fotografías captadas subrepticiamente y ocultamos el nombre del fotógrafo freelance por cuestiones de seguridad. Somos conocedores de los riesgos que corremos y aceptamos todas sus consecuencias.

Ashfordia granulata
En esta entrega primera mostramos a los más caraduras, y especialmente destacamos la parsimonia de sus movimiento, como si el peligro ciudadano no fuera con ellos.
Este par fue sorprendido en los muros que rodean en Centro de Salud de San Lázaro. No quisieron identificarse y me obligaron a hacer delicadas pesquisas y por el nombre sospeché algo peor de lo que resultó ser. Llamaron mi atención por los pelos (así parecen) hirsutos que rodean su casa; fueron éstos los que llamaron mi atención al acercarme. A veces hay que acercarse para ver los detalles y en otras ocasiones es alejarse lo que conviene, resulta difícil elaborar reglas generales.

Clausilia bidentata abietina
Me sorprendieron estos tortolitos, tan tranquilos y temo que ni se enteraron de mi presencia. Estaban en una oquedad caliza -como si de los de Altamira se tratara- y no parecían tener intenciones de moverse. Más tarde encontré otros muchos, siempre en nichos similares; me acostumbré a escudriñar tales recovecos y siempre estaban habitados, ¡cómo está esto de la vivienda!
P.D. Advertimos que en esta vorágine de delimitación del territorio, afirmación de la propiedad, espacio vital, y otras expresiones que meten el miedo en el cuerpo, algunas empresas legalizadas por la administración de turno, con todas las bendiciones, se encargan del exterminio de toda suerte de extraños.
Hasta este momento no tenemos noticias de que los ovetenses que no colaboran en tales limpiezas hayan sido acusados de colaboración con el enemigo.

AUTOR DE FOTOS Y TEXTO MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

3 comentarios:

  1. Me ha encantado el artículo, muy interesante y descripción magistral. He sentido la sensación extraña de una invasión silenciosa.

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  2. Le agradezco su comentario. Sentirme rodeado sólo de humanos me deprime. Saludos cordiales.

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  3. Con la entrada en vigor en marzo de 2015 la nueva ley de Extranjería lo tendrán más fastidiado...

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