Excursión del 20 de febrero de 1993
Desde Cangas del Narcea se toma la carretera que conduce al puerto de Cerredo, y en Pueblo de Rengos se sigue la que conduce a Monasterio de Hermo. Todo el recorrido a la orilla del río Narcea es un placer. A la derecha dejamos una franja de hayas y robles que nos acompaña hasta el final del recorrido y cierra la cabecera del río. Se puede seguir en coche por la carretera de servicio de las minas hasta más arriba del pueblo, se sube una pequeña cuesta y en el punto en el que se inicia un suave descenso sale a la izquierda una pista que es la que hemos de tomar; aquí mismo podemos dejar el coche.
Pico Caniellas |
Se ve un pico que engaña porque parece Caniellas, pero no lo es. La pista es cómoda, de pendiente llevadera, y con algo de hierba debido al poco uso. En el primer cruce seguimos por la izquierda y pronto encontramos, en un prado a la izquierda, una construcción de tejado de pizarra que parece una cuadra. Seguimos por la derecha y pasamos por encima del prado. A la misma mano quedan también otros encerrados por paredes de piedra. A la derecha hay monte bajo. Vamos casi llaneando. En la siguiente intersección seguimos por la derecha. Se hace un poco más pendiente y llegamos a un bosquete de acebos. Descendemos un poco hasta cruzar un arroyo que viene de lo que parece que fue una laguna que hoy está colmatada (al regreso se ve muy bien). Frente a nosotros hay un prado cercado por pared de piedra, con un abrevadero y una fuente. Aquí se abandona el camino y se sigue monte arriba por sendas de ganado. Es terreno montuoso de helechos y, también, algún acebo; se ve una gran piedra un poco más arriba. Hemos de ir desviándonos un poco a la izquierda para salir a la collada que hay al E del Caniellas. Atravesamos un piornal y llegamos a una pequeña campera totalmente rodeada de dichos arbustos; aquí hay que buscar una senda que se interna en el piornal. Es muy importante localizarla porque si no el esfuerzo de caminar entre tan alta vegetación es agotador. Llegamos a otra campera que está encharcada. Ahora se ve más fácilmente la vereda y la collada a la que hemos de dirigirnos. Pronto salimos a la pequeña pradería en la que afloran algunas piedras de caliza y rápidamente estamos arriba. Desde aquí vemos la cima del Caniellas (no es la que veíamos desde abajo, y ya advertimos de la posible confusión).
Cumbre del Caniellas |
Subimos faldeando a la izquierda primero, después alcanzamos el espinazo de la cima y lo que falta lo hacemos cumbreando. La panorámica es buena: al O el puerto de El Connio, las montañas del Rañadoiro, las cumbres que rodean Muniellos y el pueblo de Larón; al S la sierra que separa este valle del de Degaña; al E el pico El Fraile, el Cueto Arbas, El Cornón, y hasta Peña Ubiña se alcanza; al N el valle y pueblo de Gillón. Al S de los altos de Monteiro se ve un antiguo fondo de valle colgado orientado en la misma dirección que el actual. Casi allí mismo nace el Narcea, a 1.550 m de altitud, entre el monte Granda de Rioconco, los altos de Monteiro y Bustapiedra.
Monasterio de Hermo |
El valle del Monasterio de Hermo tiene 8 km de longitud y una anchura media entre cumbres de 4,5 km. En los tramos más altos se reconocen terrazas de depósitos fluvioglaciares. Se contempla en toda su plenitud el bosque de la margen izquierda del Narcea. La deforestación de la zona para la construcción de navíos, carbón vegetal, ferrerías, fundiciones, cultivos de rozas, etc., dejó un paisaje empobrecido y dominado por ericas y piornos, del que únicamente destaca la citada masa arbolada. Este bosque y el de Degaña albergan algunas parejas de osos condenadas a la endogamia por la dificultad que tienen para comunicarse con otras poblaciones, incluso tan próximas, como la de Somiedo. Aquí se encuentran casi todas las especies de vertebrados propios de nuestro clima.
En Monasterio de Hermo |
Se ha construido sin respeto alguno al pasado ni proyecto de futuro en Monasterio de Hermo. Se han usado toda clase de materiales y ofrece un lamentable aspecto tanto los elementos nuevos como el ruinoso aspecto de los antiguos. Conservan, por suerte, tejados de pizarra. En Monasterio de Hermo, siguiendo la carretera, la última casa a la izquierda antes de girar para ir a la iglesia, guarda bajo cubierta un notable conjunto de dependencias para vivienda y uso agropecuario que merece la pena pedir permiso y visitar.
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS: MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
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