Peña Rueda - Macizo de Ubiña


POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

Excursión del 27 de mayo de 1995

El pronóstico meteorológico no es el mejor de los posibles pero no rebajamos nuestras expectativas. Hoy atacaremos Peña Rueda (2.155 m) -en el término municipal de Quirós- y que en tantas ocasiones contemplamos codiciosamente.
Salimos de Oviedo, a Trubia y Proaza, (hasta Caranga está la carretera en mal estado). Llegamos a Bárzana, seguimos hasta Sta. Marina y -por la carretera de Ricabo- a unos 4 km, se toma la pista que súbitamente sale a la izquierda. Se abrió para las explotaciones a cielo abierto que hay más arriba.
Después, la inercia y la dejadez oficial permitieron el paso de vehículos todo terreno; y hoy se llega a la collada Lingleo en un 4 x 4. Al llegar a las minas espanta la herida que dejó la remoción de tierras; otros restos se encuentran más adelante. Los movimientos fueron tan profundos que no recobrará nunca la topografía anterior. Nando maneja el coche al estilo Camel Trophy mientras todos saltan y danzan en el habitáculo.
No sé si quiere zarandearnos, amedrentarnos o sólo se trata de embadurnar el coche.

Siegalavá y Tapinón
Siegalavá y Tapinón desde Peña Rueda
Llegamos a la collada Lingleo, nos equipamos y muy pronto emprendemos la ascensión. Juan Carlos y Tomás se organizan para dar un paseo, después bajarán el coche a Lindes y nosotros podremos, gracias a su colaboración, consumar una hermosa travesía.
Iniciamos la subida por la campera de la cara S. Antón demarra en busca de flores pero pronto es absorbido por el pelotón y ampliamente rebasado. Vamos desviándonos un poco más al S. Al volver la vista atrás cobra mayor grandeza el murallón de El Panchón, El Ranchón y el Huerto del Diablo (creo que se corresponde con Peña Cigacha); y separándonos, la maravillosa collada de Lingleo. Continuamos la subida y entramos en un canchal, ahora sí que se ven los puertos de Agüeria bajo el Tapinón y Siegalavá, los Joyos de Cuevapalacios, El Siete, Los Castillines, Peña Ubiña y el, ya referido, murallón de caliza; algunas cabañas y grandes manchas de acebo ablandan el duro paisaje. Detrás está Peña Orniz (se reconocen los conos de deyección en la base de la cara N), El Cornón, y muchos km de cordillera que no identificamos. Hacia el O se ven: pico Saleras (o Salseras), la pista que va desde Ricabo al puerto de Ventana por Trobaniello, la que sube al Saleras, las que cruzan hacia Jomezana desde La Cobertoria por la cara O de Brañavalera, y las que dan acceso a Peña Rueda. Demasiados accesos.

Ubiña, Los Fontanes y El Prau
Ubiña, Los Fontanes y El Prau. Abajo izqda. los Joyos
de Cuevapalacios
La gran escama caliza de El Gamoniteiro se orienta con rumbo N-S y destaca sobre una densa red de valles organizados por el curso principal, el río Trubia. La carretera que va desde Santa Marina a Pola de Lena sube faldeando. Resalta el conjunto rural de Llanuces. También se ve en el piso inferior de El Aramo la ermita de La Merced asomada al valle del Trubia por cantil.
Poco después de salir del canchal y antes de entrar ya definitivamente en la alta montaña, Antón topa una enorme mancha de Pulsatilla rubra y P. alpina, flores de montaña de gran belleza; también se encuentran Ranunculus sp. y otras flores propias del piso en el que nos hallamos. Más arriba hay cierres de piedra protegiendo unas zanjas que –parece- fueron trincheras cuando la guerra civil. Desde aquí, ya por encima de los 2.000 m, apenas hay vegetación, se hace más llano y enseguida se ve el vértice geodésico (construcción 1983) de la cima. Llegados al mojón depositado por el Instituto Geográfico y Catastral tenemos panorámica de 360º. Especialmente gratificante es la de los puertos de Agüeria y las huellas que el glaciarismo dejó en el modelado. Resulta extremadamente excitante imaginar los casquetes de hielo escurriéndose en desplomes y aludes, aterrando a aquellos peludos antepasados nuestros que hicieron los túmulos de enfrente, en la collada de La Cobertoria, en El Aramo.
  
Fariñentu y Puertos de Agüeria
El Fariñentu y los Puertos de Agüeria
Formidable -y única- atalaya para observar el modelado de la cara N del macizo de Ubiña. El glaciar de Cueva Palacios tuvo una lengua en el momento de máxima expansión de 2,5 km. Se unía más tarde al Llongo y al de Colines y originaba el de la Foz Grande. También se ven con toda profundidad los circos alojados entre el Fariñento y Peña Chana; y entre ésta y el Tapinón, que, unidos, formarían el de la foz pequeña. Los de La Foz Grande y de la Foz Pequeña separaban sus lenguas por una gran arista morrénica perfectamente visible. Las formas relictas más manifiestas son las cubetas que alojan la lagunas de Tcheturbio y el Tchago, los ya citados circos glaciares y las morrenas, ya sea como mantos, aristas, arcos o terrazas. La cima es un peñasco descarnado, con el vértice geodésico y una cruz con un buzón de cumbres, que se prolonga en un cuchillar con alineación NE.

Cumbre de Peña Rueda
Cumbre de Peña Rueda
Arriba todo es alegría. Lucas nos da los preciados higos pasos (de Éfeso, dice) y repartimos las manzanas francesas de Tomás. Comemos tumbados al Sol mirando la silueta de unos montañeros recortados en la ladera de El Panchón. Hacemos las fotos de rigor y preparamos las cosas. El descenso lo hicimos hacia Lindes por una amplia canal que sin problemas nos lleva a Manín Cimero. Abajo, antes de llegar a la campera, la senda se desvía un poco a la izquierda y salva el desnivel por un estrecho camino que no convence a Antón; y éste, acompañado por Pepe, exploran la bajada por la derecha y la encuentran sin problema. Desde aquí, ya en la pradería, se puede optar por salir directamente al camino que viene de los puertos de Agüeria o tirar de frente por el bosque a llegar al camino pero mucho más abajo.

Cumbre de Peña Rueda
Cumbre de Peña Rueda
El subgrupo más animoso -formado por, Lucas, Nando y Pablo- se descolgó bosque abajo y llegó a Lindes mucho antes que el resto: Antón y Pepe. Allí estaban Tomás y Juan Carlos, frescos y relajados, con el coche preparado para marchar a comer. Y aún hubimos de soportar el derroche de facultades de Juan haciendo planchas en el asfalto de la carretera.
Comimos en Bárzana. Nando y Pepe se entretuvieron escuchando las diversas estrategias que empleaba un joven pálido entablar relación con una chica; estaban en una mesa contigua y no se recataba el hombre para conseguir un volumen de voz discreto, alardeaba de experiencia, se decía separado, y deseaba encontrar una mujer joven y fuerte para cuidarlo el día que fuera necesario (por ejemplo, si rompía una pierna). ¿Prosperaría la aventura?
El río podría ser muy hermoso si no hubiera varias minicentrales hidroeléctricas que lo dejan casi sin agua.
Los quirosanos no tenían fama de galantes ni corteses, más bien se les consideraba rudos y patosos.
Es famosa la tonada que dice:

Ayer en la romería
bailé con un quirosanu,
y estropayóme una deda
y desféxume un calcetín.
Bailando, bailando,
al son del tambor,
aquel quirosanu
un pie me trió.


 AUTOR DE TEXTO Y FOTOS: MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ

En este mismo blog también puedes ver las excursiones a los Huertos del Diablo y Peña Cerreo en el Macizo de Ubiña.


Huertos del Diablo

Peña Cerreo

2 comentarios:

  1. En el título parece que hablará de Ubiña y en el texto aparace sólo como vista, no figura como alcanzada ni siquiera como objetivo.

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  2. El problema es achacable exclusivamente al administrador de la página y no al autor. En todas las cumbres del Macizo de Ubiña se añadía el texto, separado por un guión, de Ubiña, para situar mejor la ruta. Comprendiendo que el texto podía conducir a errores se ha corregido en todas las cumbres pertenecientes a este macizo añadiendo el texto "Macizo de Ubiña" en lugar de sólo "Ubiña" para evitar esta posible confusión.

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