POR MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
Excursión del 21 de octubre de 1995
Del paisaje no se pueden borrar los elementos trazadores – permiten estudiar la evolución temporal y/o espacial del proceso- de su evolución; cada elemento actúa como un colorante específico que destaca una acción o una omisión antrópica.
Por inmersión entramos documentalmente en el tema de los caminos y su mantenimiento
- Ejecutoria del pleito litigado por Jacinto de Arriaga, Juan García de Aguirretorrea, Martín de Artaza y consortes, vecinos de la anteiglesia de Ispáster (Vizcaya), con maese Hernando de Arranotegui, Juan de Aranegui, Miguel de Bengolea y otros consortes, de la misma vecindad, sobre contribución en el mantenimiento y reparación de caminos. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid-Signatura: REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 2442,6
- Ejecutorio del pleito litigado por la universidad de Astigarraga (Guipúzcoa) con Felipe de Murguía señor de la casa solar de Murguía el Concejo de Rentería (Guipúzcoa). Juanes de Zamora y consortes sobre no estar obligados a contribuir en el mantenimiento de los caminos y calzadas que están en término de Murguía (Guipúzcoa). Archivo de la Real Chancillería de Valladolid-Signatura: REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 1630,26
- Ejecutoria del pleito litigado por los concejos de Pinedas, Molinillo, Arroyomuerto, Las Casas del Conde, Cargamancos, Garcibuey, Valdáguila y consortes, todos ellos alquerías de Miranda del Castañar (Salamanca), con el concejo de Miranda del Castañar (Salamanca), sobre aprovechamiento de las tierras comunales, pago y mantenimiento de puentes y caminos, reparto del pan de la alhondiga y otros abusos ejercidos por Miranda del Castañar (Salamanca). Archivo de la Real Chancillería de Valladolid-Signatura: REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 1169,20
Esta travesía fue posible gracias a la negativa de Juan Carlos a caminar con nosotros y a su generosa oferta de recogernos en Espinaredo.
Desde Infiesto se sigue por la carretera a Campo de Caso, por La Marea, que sigue a la orilla del río del mismo nombre. Es estrecha, tiene muchas curvas y más en el tramo final subiendo a la collada, desde donde se ve la sierra de Giblaniella al E; y al N de ésta, el inconfundible pico Facéu. La travesía promete ser cómoda y gratificante.
Desde Arnicio retrocedimos unos par de cientos de metros hacia Infiesto hasta dar con una pista Es de suave pendiente, que sale a nuestra derecha. Pronto vamos dejando algunas cabañas a ambas manos de la ruta, una de ellas tiene varios cuerpos y parece
demasiada construcción para ser destinada sólo a usos pastoriles, acaso fuera venta (estamos en el antiguo camino real (1)
entre Campo de Caso e Infiesto, ya descrito en el tramo (Infiesto-Facéu). En los últimos cruces tomamos la izquierda y poco a poco nos vamos alejando de la vía principal; así llegamos a un punto en el que lo abandonamos y nos vemos obligados a seguir por un sendero que va por encima de un gran prado, al que también hemos de renunciar porque los helechos y zarzas lo hacen intransitable.
En la ladera O de Giblaniella se ve una senda bien marcada que lleva a la collada que está al S del Facéu y que parece de muy fácil andar. Saltamos a la derecha y por monte bajo vamos ganando altura hasta encontrar la senda que veíamos. Ya en ella, sólo hay que seguir hasta la collada. Aquí el paisaje es de pequeñas dimensiones pero de gran belleza: al S la complicada orografía que separa Caso de Infiesto (la zona del Llagu, peñón de Las Traviesas); más hacia el E el Torno de Pandemules y el Maoño, detrás la Peña Taranes, el Campigüeños y el Tiatordos; después, El Vízcares en toda su extensión; al NE El Sueve y ambos lados del macizo el mar Cantábrico, algo difuminado por la bruma que lo cubre. Pero lo más hermoso es lo más cercano: la gran foz que tenemos a nuestros pies que baja hasta el río Espinaredo(2). La caliza resultó cortada por el agua y marcó un tajo impracticable (desde aquí así parece). Se ve por la ladera O el camino que va por encima de la línea de prados y cabañas, el valle del río de La Marea, al fondo el cordal de Peñamayor y en los extremos las cimas de Peñamayor y Trigueiro, al N y S respectivamente. Desde aquí (la collada antedicha) sale una senda que, primero por la cimera y después por la cara E del Facéu, llega a la repisa que hay en el extremo N.
Valle de La Marea y Sierra de Peñamayor |
-¡Como te gusta que te rueguen!, ¿eh?
Ahora se sigue la senda que sale de aquí mismo y sin dilación se gana la cumbre. La panorámica es similar a la descrita desde la primera collada, pero aquí se logran los 3600 y se gana en grandiosidad.
El descenso se hace a campo a través hasta la intersección con el camino real. Se sigue hacia el N y pronto se encuentran algunos tramos –los mejor conservados de la ruta- adoquinados con grandes piedras de cuarcita y hasta con cunetas y pequeños pretiles. Dejamos la pista que sale a la izquierda hacia los pueblos de Moro, Argañal, La Braña y Tozo.
Enseguida topamos con un poste del que destaca una placa solar, poco más abajo hay una campera con un abrevadero a la izquierda, y aquí el camino se bifurca: por la izquierda a San Vicente, Otero y termina en Infiesto; y por la derecha a Omedal. Al paso dejamos las ruinas de la ermita del Sellón. Sellón era el nombre de la parroquia que cita d. Pascual Madoz a mediados del s. XIX:
Camino de El Sellón |
“SIT. al E del monte Roduco en la parte meridional del concejo. Reinan todos los vientos, y goza de clima sano. Tiene unas 80 casas en los l. de Fresnero, Homedal, Liguera, Moro, Peral y Rozapanera. La igl. parr. (San Lorenzo) se halla servida por un cura de ingreso y patronato laical. También hay cuatro ermitas de propiedad particular...
POBL. 87 vec., 435 alm.”.
Al pie de la ermita hay un roble con dos barras pintadas en el tronco a media altura, blanca y roja, que indican Gran Recorrido, ya que estamos en un tramo del GR 102. Seguimos la indicación y de nuevo monte a través por el mismo canto hasta encontrar el camino. Hay algunos prados cercados por sebes y pared y enseguida llegamos a Omedal.
En el abrevadero que hay a la entrada del pueblo saciamos la sed y limpiamos las botas; un poco más adelante robamos -incitados por Tomás- unas manzanas. Ya por carretera asfaltada vamos hacia Espinaredo. Como no encontramos setas nos entretenemos cogiendo algunas castañas y Lucas descubre que no todas las castañas son iguales, las hay miguelas, chambergas, verdetas, valdunas(3), y se llaman bravas las que proceden de árbol no injertado. Casi en Espinaredo aparece Juan Carlos con el coche, que nos recoge y, como un rayo nos lleva a comer, a Infiesto. Plato del día que nos deja satisfechos.
(1) Los Caminos Reales se construyen a expensas del Estado pero son inmemoriales en su uso. En 1761, fue promulgado el Real Decreto expedido para hacer caminos rectos, aptos para carruajes, y sólidos. Primera disposición española parecida a un plan general de caminos. Al filo de esto se crea la ingeniería de caminos.
(2) Este río sigue, aproximadamente, trazado N-S hasta su desembocadura en el Piloña, pero tuvo que desviar recorrido al chocar con las estribaciones de la sierra -prelitoral- de El Cuera.
(3) Fernandez Lamuño en 1984 había clasificado los tipos de castañas en 7 variedades cultivadas en Asturias.
AUTOR DE TEXTO Y FOTOS MANUEL ANTONIO MIRANDA ÁLVAREZ
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